Los barrios obreros de Sevilla se movilizan contra las eléctricas y la carestía del coste de la vida
10 de septiembre: manifestación al Palacio de San Telmo .- Durante todo el mes de Agosto ha habido una actividad incesante en varios barrios obreros de Sevilla en lucha contra la tiranía de las eléctricas. Ha habido encierros de vecinos en 3 puntos de la ciudad: Padre Pio-Palmete-Su Eminencia, Bellavista y Torreblanca. No ha sido casual que sean estas tres zonas, pues son barrios de mucha tradición de luchas vecinales con una composición obrera predominante.
Por otro lado, tenemos la evidencia de que a lo largo de los años Endesa ha dejado de invertir en las infraestructuras eléctricas por motivos puramente relacionados con la cuenta de resultados. Este hecho ha provocado en los últimos años en diversas zonas de la ciudad cortes prolongados en el suministro eléctrico, provocando situaciones insostenibles para muchas familias trabajadoras.
Tras muchos meses de movilizaciones parciales, finalmente este verano, en plena ola de calor, combinada con fallos prolongados en el suministro, la indignación llegó al punto más elevado. Endesa volvió a repetir sus argumentos, que vienen a ser básicamente que se lava las manos porque los fallos están provocados por un uso ilícito que se produce en los barrios, en particular señalando los cultivos de marihuana, que supuestamente son los causantes de los apagones.
Este argumento les funcionó mientras la movilización se mantenía dentro de ciertos límites. No obstante, se les volvió en su contra cuando las familias respondieron claramente que el problema de los enganches ilegales para actividades relacionadas con las plantaciones les son ajenos. La clase trabajadora está soportando increíbles subidas en las facturas y esto obliga al monopolio eléctrico en manos de Endesa en Andalucía a no escurrir el bulto ante unas instalaciones que no han sido actualizadas durante décadas. Ante la mirada de los vecinos está el deficiente cableado tendido por los barrios y los transformadores, que siguen siendo los mismos que se instalaron cuando los barrios fueron levantados con las propias manos de los trabajadores. Ha habido numerosos episodios en la última década de incendios en las infraestructuras por sobrecarga que sólo se han abordado con parches sobre la marcha.
El movimiento correctamente identificó el problema, que no es otro que el desprecio por las zonas obreras de la ciudad es manifiesto por parte de la multinacional. Esta es la base de la organización de la protesta, que ha sido encauzada por la Plataforma Interdistritos Barrios Hartos, y que llevaba años convocando manifestaciones y concentraciones contra la situación.
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El papel de las instituciones al descubierto
La Junta de Andalucía, de quien depende el organismo supervisor de los suministros eléctricos a través de la Agencia de la Energía, evidenció que su posición ante el problema era exactamente la de Endesa. Se limitó por boca de su Consejero de Presidencia, Antonio Sanz (viejo zorro del PP), a repetir los argumentos de la empresa palabra por palabra, y dando por oficial los supuestos informes técnicos de ésta. Nadie ha visto dichos informes, ni están publicados en ningún sitio. Los últimos datos que se publican desde la Agencia corresponden al 2020, y se caracterizan por la falta de concreción y transparencia. Esta actitud ayudó al movimiento a identificar también quiénes son los cómplices de Endesa. Por supuesto, el PP se encontraba en el lado natural de la barricada.
El Gobierno central, aunque rechazó las declaraciones del señorito Sanz al respecto de las causas esgrimidas por Endesa, su posición fue la de comentarista de la situación, sin obligar a nada a Endesa. Se ampara en la responsabilidad que le corresponde a la Junta de Andalucía. En este enfrentamiento, Endesa sale de rositas, porque el foco se pone en la disputa retórica entre instituciones, cuando la situación es tan grave que demanda una intervención urgente por parte del Estado.
El Ayuntamiento de Sevilla, en manos del PSOE, ha manifestado su apoyo a los vecinos, pero no informa ni comparte media palabra sobre el alcance de las obras que se han iniciado por la presión de los vecinos. Tampoco ha interpuesto querella alguna ante los apagones en el alumbrado público y que ha ocasionado graves accidentes. Hay que reseñar también su intento de mediatizar las acciones de protesta, tratando de presentar los encierros como una medida de “caridad” promocionada por el Ayuntamiento ante la falta de energía en los hogares y como forma de paliar las consecuencias por las altas temperaturas (¡aunque sólo por tres días!). Nada más lejos de la realidad.
La lucha organizada, el único camino eficaz
Los encierros se convirtieron rápidamente en centros de organización popular durante semanas, con asambleas diarias. En ellos se han organizado concentraciones a las puertas de la residencia oficial del presidente de la Junta, en el Ayuntamiento, en sedes de Endesa, etc. Hay que destacar que las ocupaciones han sido mantenidas de un modo ejemplar, con la participación de centenares de vecinos de toda la ciudad y con el apoyo de miles de personas que han seguido los acontecimientos con enorme simpatía y apoyo material (comida, dinero, etc.). Sectores de estudiantiles también han participado en los encierros y asambleas, anunciando su incorporación al movimiento en cuanto se abra el curso escolar.
Por otro lado, los medios de comunicación no tuvieron más remedio que hacerse eco de lo que estaba ocurriendo, llenando decenas de páginas en los periódicos y llamando la atención social mediante decenas de intervenciones en radio y televisión.
Todo esto ha logrado que Endesa haya tenido que abandonar su inmovilismo y haya empezado a tramitar la sustitución de 12 centros de transformación por otros nuevos, y a intervenir sobre el tendido eléctrico. El esfuerzo de esta movilización se ha demostrado como el único camino para doblegar la tiranía de un monstruo industrial con amplias conexiones con el poder político, a través de los mecanismos corruptos de favores en forma de puertas giratorias y patrocinios varios. El movimiento ha tomado conciencia de su verdadero poder.
10 de septiembre: una convocatoria necesaria
Una vez alcanzados los primeros objetivos por parte del movimiento organizado por Barrios Hartos, se levantaron los encierros con el convencimiento de haber logrado una primera victoria importantísima y sin precedentes en la última década. Las asambleas tomaron con decisión la prioridad de centrarse en organizar una gran protesta el 10 de septiembre en las calles de Sevilla, con una campaña de información basada en reuniones, carteles y octavillas.
El objetivo de la protesta sigue siendo las eléctricas, con Endesa a la cabeza, pero encima de la mesa está también la situación de desamparo general de los barrios obreros, con el ataque a todos los servicios públicos (desde los centros de salud y la escuela pública, en todos sus niveles, hasta el cierre de las oficinas de servicios sociales) y la carestía general y creciente, provocada por el aumento del coste de la vida, junto a salarios, pensiones y condiciones de trabajo de miseria.
No obstante, el asunto inmediato será la demanda de que se eche para atrás el nuevo epígrafe de la factura titulado “Tope del gas”, que representa una nueva vuelta de tuerca a la carga que ya se soporta. Por otro lado, se demanda al Gobierno central que se nacionalice todo el sector energético bajo control de los trabajadores, como un primer paso para abaratar y racionalizar la generación y distribución de energía, un bien tan básico como es el agua o el aire en nuestros días.
Nos veremos en las calles, aumentando la organización y la conciencia del auténtico poder que realmente tenemos en nuestras manos. Los obreros movemos el mundo, pero también podemos pararlo. Los compañeros de la Corriente Marxista Internacional (CMI) estamos y estaremos en esta lucha inspiradora y necesaria.
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