No la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara Occidental – Por el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui

El pasado 31 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba con 11 votos a favor y las abstenciones de Rusia, China y Pakistán la resolución 2797. En la misma, a la vez que se prorrogaba a 2026 el mandato de la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental), se acordaba cambiar el punto de partida del denominado “Plan de paz para el Sáhara Occidental”, que desde ahora se basará en el proyecto de Autonomía dentro del Reino de Marruecos.

De esta forma, cubriéndose con el desprestigiado manto de la diplomacia del llamado “orden internacional”, se consumaba otro ejemplo más de la negación del derecho democrático a la autodeterminación, en este caso al pueblo saharui. Se ha demostrado por enésima vez que los derechos y la propia supervivencia de los pueblos oprimidos, son sólo una pequeña moneda de cambio en la pugna interimperialista.

Hace 35 años se creó la MINURSO, como su propia denominación explicita, para presuntamente garantizar un referéndum con garantías democráticas donde el pueblo saharaui pudiera decidir su futuro. En realidad, se trataba de una tenue hoja de parra para ocultar que, mientras año tras año con una u otra excusa se postergaba la consulta, la reaccionaria monarquía alauita ampliaba y fortificaba su control de las zonas claves del territorio en litigio –con la construcción de un muro de más de 2700 km protegido por un ejército de 150.000 hombres– donde se concentran los recursos minerales y pesqueros.

Esto es congruente con la nueva correlación de fuerzas entre las grandes potencias a nivel mundial y el papel de Marruecos como principal aliado de EE.UU y la OTAN en el Magreb. El respaldo a la soberanía de Marruecos sobre el Sahara occidental lo ratificó en primer lugar el imperialismo americano durante el primer gobierno de Trump en 2020, seguido 2 años después por el gobierno de Pedro Sánchez y por la UE.

Ahora, es en el circo mediático de la ONU donde se culmina el drama de la traición abierta al pueblo saharaui. Y mientras que el embajador de EE.UU, Mikel Waltz, alababa las virtudes del plan Marroquí, Rusia y China justificaban su abstención y su no uso del derecho de veto, con la cínica apelación de dar una oportunidad a la paz.

Más allá de su trascendencia de facto, la actual resolución de la ONU está claramente dirigida al uso propagandístico por la clase dominante marroquí. Se trata de maquillar el repugnante rostro del régimen burgués de Marruecos frente al enorme descontento popular, que se expresó a finales de septiembre y durante parte del mes de octubre en el estallido de la juventud del denominado movimiento GENZ212. Se intenta permitir que Mohamed VI, como cabeza visible de la oligarquía, intente lavar la cara a su régimen jugando la baza del “patriotismo”.

De esta forma, se oculta o minimiza en los medios nacionales e internacionales que, ante las peticiones de sanidad, educación, empleos dignos y futuro que reivindican los jóvenes, la única respuesta del régimen es la más dura represión, con cientos de detenidos que están siendo encausados, juzgados y muchos condenados a largas penas de prisión. Tras aprobarse la moción 2797, el monarca se dirigía a la nación por radio y TV alardeando de su “orgullo patrio” por la coincidencia de esta resolución con el 50º aniversario de la Marcha Verde de noviembre de 1975. Y celebraba que el reconocimiento de la soberanía económica del reino sobre sus provincias del sur se haya ampliado, tras las decisiones de la UE, incluido España, y los EE.UU de fomentar la inversión en ellas”.

Como destacábamos en una resolución precedente, cuando el gobierno Sánchez tomó una resolución similar y escandalosa en marzo de 2022, tras esta resolución de la ONU seguimos afirmando que:

“Las verdaderas víctimas de este siniestro baile de máscaras geopolítico, son los cientos de miles de ciudadanos saharauis, tanto los que viven bajo la ocupación marroquí como los que sobreviven en los campos de refugiados en suelo argelino. El acuerdo con Marruecos consagra la ocupación militar del territorio saharaui, lo que no hará más que alargar el conflicto armado con la RASD, aumentando la tensión con Argelia y el sufrimiento de la población civil del Sáhara, lo que al mismo tiempo apuntala la represión y el absolutismo en el propio Marruecos”.

La única salida para el Sáhara y también para culminar la maravillosa movilización iniciada por el movimiento GENZ212 en Marruecos, haciendo efectivos sus objetivos de una vida digna, es la defensa consecuente de lo que afirmábamos entonces:

“Sostenemos desde la ICR que sólo la Autodeterminación del Sahara Occidental y el derrocamiento del capitalismo en Marruecos y Argelia pueden poner fin al conflicto saharaui y magrebí y sentar las bases de un verdadero desarrollo y florecimiento nacional en el marco de una Federación Socialista de los pueblos del Magreb”.

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