Nueva edición de Lucha de Clases: Introducción a la dialéctica de la naturaleza / El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, de Engels
Presentamos a nuestros lectores una nueva edición de Lucha de Clases, los textos clásicos de Federico Engels conocidos como Introducción a la dialéctica de la naturaleza y El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. En estos escritos, Engels aplica de manera brillante, en trazos firmes y agudos, la concepción materialista y dialéctica de la naturaleza a campos tan variados como la historia de la ciencia, las matemáticas, la física, la química, la biología, la cosmogonía y la evolución humana. Publicamos aquí el prólogo a esta edición escrito por David Rey.
Presentamos a nuestros lectores dos maravillosos opúsculos de Federico Engels (1820-1895), fundador junto a Carlos Marx (1818-1883) del Socialismo Científico. Ambas obras, Introducción a la dialéctica de la naturaleza y El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, fueron encontradas entre los papeles de Engels, y publicadas después de su muerte.
Marx y Engels no sólo eran científicos sociales, dedicados a fundamentar científicamente el carácter histórico necesario de la lucha de la clase obrera por el socialismo, sino también revolucionarios muy instruidos y atentos al desarrollo y a la investigación de las llamadas ciencias exactas y de las ciencias naturales de su tiempo. Para ellos, toda ampliación del acervo de conocimiento sobre la naturaleza era un arma en manos de la humanidad para su progreso y emancipación de la lucha por lo necesario. Pero había otra razón en su interés por el desarrollo científico, y era probar la corrección de la filosofía del socialismo científico, el materialismo dialéctico, según la cual las mismas leyes generales que explican el comportamiento y desarrollo de la realidad material pueden servir para explicar el desenvolvimiento de la historia humana.
La premisa central del materialismo dialéctico es que todo en la naturaleza está en un proceso constante de movimiento y de cambio. Este proceso permanente de cambio y movimiento se desarrolla siguiendo un conjunto de leyes cuya manifestación está enraizada en la estructura más íntima de la materia. Estas leyes generales explican que el cambio se produce por la existencia de tensiones (contradicciones) en cualquier elemento de la materia; que la acumulación de cambios cuantitativos, llegado un punto, provoca cambios cualitativos (a través de explosiones, de saltos); y que la evolución de la materia procede de lo inferior a lo superior, de las formas más simples a formas más complejas, repitiendo fases ya superadas pero elevadas a un nivel superior de desarrollo enriquecidas por el proceso mismo de cambio. Estas leyes son conocidas como la Ley de la igualdad y lucha de contrarios, la Ley de la transformación de la cantidad en calidad, y la Ley de la negación de la negación.
La Introducción a la dialéctica de la naturaleza formaba parte de un conjunto de escritos inconclusos de Engels, compuestos de ensayos y apuntes críticos sobre los aspectos más variados de la ciencia: matemática, física, química, biología y cosmogonía, en los que combate la interpretación idealista y metafísica de la naturaleza y de los avances científicos de su tiempo, para colocarlos sobre su auténtica base, materialista y dialéctica. Al conjunto de estos escritos le fue dado el nombre de Dialéctica de la naturaleza.
Lamentablemente, Engels no pudo sistematizar y concluir esta obra, ocupado como estaba en ordenar y publicar el material inconcluso dejado por Marx sobre El Capital. La inmensa mayoría de los maravillosos escritos de Dialéctica de la naturaleza permanecieron ocultos y olvidados durante décadas, hasta que fueron finalmente reunidos y publicados en 1925, en Moscú.
En la Introducción a la Dialéctica de la naturaleza, que publicamos aquí, Engels traza un esbozo brillante de la trayectoria histórica seguida por las ciencias naturales, desde fines de la Edad media hasta el siglo XIX, exponiendo cómo la vieja concepción mecanicista de la naturaleza dio paso por necesidad a su interpretación dialéctica. Propone una visión genial del desenvolvimiento del universo, infinito en el tiempo y el espacio, como un ciclo eterno de creación y destrucción. Desarrolla la tesis materialista de que la materia orgánica, la vida, es el producto de las transformaciones físicas y químicas operadas en la materia inorgánica, hasta que finalmente, por evolución, “la naturaleza adquiere conciencia de sí misma, el ser humano”.
Aunque algunas afirmaciones y datos aportados por Engels han quedado naturalmente desfasados por el avance general de la ciencia y los conocimientos limitados de su época, lo sorprendente de su análisis es la vitalidad y claridad descollante que ofrece de la visión de conjunto sobre el desarrollo de la ciencia y de la interpretación dialéctica de la naturaleza, que mantiene toda su validez.
La segunda obra que ofrecemos al lector, El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, también forma parte del legajo de la Dialéctica de la naturaleza. Aunque por el tema específico que aborda, no está claro que formara parte de la obra final que Engels proyectaba, los editores consideraron conveniente mantenerla en la misma como un texto separado.
Este pequeño opúsculo inconcluso es una maravilla del genio dialéctico de Engels. Pese a los datos fragmentarios y limitados proporcionados por los restos humanos más antiguos hallados hasta su época, y al estado primitivo en que se movían entonces la ciencia de la evolución humana y la paleontología, Engels fue capaz de prever y anticiparse en un siglo a los paleontólogos modernos en el descubrimiento, hoy aceptado, de que fue la posición erecta, la marcha erguida, y la mano libre del homínido primitivo, lo que permitió el desarrollo del cerebro humano. Más aún, Engels prueba que fue el trabajo, con la fabricación de herramientas por medio de la mano humana liberada, lo que aceleró la evolución y la transformación del homínido en el ser humano moderno.
El conocido paleontólogo Stephen Jay Gould, en su obra Desde Darwin, rinde un tributo sincero a la contribución de Engels a las ciencias naturales y, particularmente, a la teoría de la evolución humana. Gould es el autor de la teoría más aceptada y reconocida universalmente sobre la evolución de las especies, la teoría del equilibrio puntuado, que explica que la evolución tiene lugar a través de procesos graduales que son cortados repentinamente por “saltos”, que provocan la desaparición de numerosos especies y la aparición de otras nuevas, en un corto espacio de tiempo. Stephen J. Gould dijo que si se le hubiera hecho caso a Engels, la ciencia de la evolución humana se hubiera liberado de un siglo de equívocos, errores y malinterpretaciones. Y Jay Gould se refería expresamente a esta obra que ofrecemos al lector.
Como comentario final sobre este texto, diremos que sorprenderá a muchos lectores conocer –por la actualidad del tema– la crítica mordaz que hace Engels a la depredación irracional del medio ambiente por la acción humana, y por el afán de lucro capitalista en particular.
El carácter revolucionario del método de análisis del materialismo dialéctico, expuesto por Engels, no reside sólo en su capacidad de penetrar profundamente en el conocimiento de la naturaleza y de la sociedad humana y de interpretar su proceso inevitable de cambio y movimiento, sino también en su capacidad de anticipar las formas generales que adquirirán aquéllas en su evolución. De la misma manera que la naturaleza y el universo están en permanente evolución y cambio, la sociedad de clases no apareció para permanecer eternamente entre los seres humanos. La misma necesidad histórica que provocó su nacimiento en condiciones específicas de tiempo y lugar, empuja ahora a su desaparición bajo las condiciones creadas por esta misma sociedad de clases en su etapa de declive y senectud. Todo fenómeno tiende inexorablemente a su desaparición una vez que ha completado su ciclo existencial, y una vez que las nuevas condiciones surgidas exigen la aparición de fenómenos nuevos adecuados a las mismas.
La filosofía del marxismo es revolucionaria porque es capaz de explicar el carácter histórico y transitorio de la sociedad de clases y del capitalismo, y porque ha sistematizado las condiciones surgidas de la sociedad capitalista misma, ya caduca y deshumanizada, que preparan el advenimiento de una forma superior de sociedad, el socialismo.
David Rey, Madrid 1 de marzo de 2017
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