Parlamento europeo: un jardín abonado con la corrupción
A mediados de diciembre saltó el escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo que alcanzaba a diputados socialdemócratas, burócratas sindicales, y directivos de ONG. Todos ellos están acusados de integrar una red que cobraba sobornos de los gobiernos de Marruecos y Qatar para favorecer acuerdos y declaraciones políticas ventajosas del Parlamento Europeo con estos países.
La trama ha implicado hasta ahora a una de las 14 vicepresidentas del Parlamento, la eurodiputada griega del PASOK, Eva Kaili, y a su marido Francesco Giorgi, y a los diputados italianos procedentes del Partido Democrático Pier Panzieri y Marc Tarabella. También está implicado Luca Visentini, secretario general de la Confederación Sindical Internacional.
Sólo unas semanas antes del Mundial de Qatar, Eva Kaili, afirmaba a la prensa: «Qatar marca el rumbo en derechos laborales, abolición de la kafala[1] e introducción del salario mínimo». Ahora sabemos que cada una de estas palabras estaba tasada en miles de euros.
Así, a Eva Kaili se le encontraron 150.000 euros en su domicilio. Su padre, Alexandros Kaili, fue detenido cuando trataba de huir con 600.000 euros en su poder. A Panzieri también se le encontraron otros 600.000 euros en metálico. Hasta el momento, la policía belga ha confiscado 1,5 millones de euros en 16 registros domiciliarios.
Según el diario italiano La Repubblica, podría haber hasta sesenta personas involucradas en el Parlamento Europeo.
Parece ser que Panzieri era el jefe a cargo de la trama. También está bajo escrutinio la subcomisión de derechos humanos del Parlamento Europeo, a cargo de la eurodiputada Maria Arena, porque era con la que más trataba Panzeri. Panzieri fue en años anteriores jefe de la delegación responsable de las relaciones con los Estados del Magreb. Por su parte, Marc Tarabella es vicepresidente de la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con la Península Arábiga.
El actual embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmoun, es la figura clave en la rama marroquí de la red de sobornos. Atmoun es sospechoso de haber financiado a Panzieri y se le reconoce como el artífice de la benevolencia que suele mostrar el Parlamento comunitario respecto a Marruecos a través de la Comisión Parlamentaria Mixta de Marruecos y la UE, que copresidió desde 2011 hasta 2019. Gracias a este cargo, Atmoun tenía acceso permanente a los eurodiputados, lo que le permitía extender fácilmente el discurso marroquí.
En el caso español ha salido a la luz el nombre de José Ramón Bauzá, expresidente balear del PP y actual eurodiputado por Ciudadanos, que nunca ha ocultado su cercanía a Qatar, siendo presidente de la Asociación de Amigos de Qatar, ahora disuelta.
El parlamentarismo burgués es un mercado persa donde políticos profesionales se venden al mejor postor. Es un nido de corrupción que fomenta el propio sistema.
Cada eurodiputado recibe un salario de 9.400 euros mensuales, y se le permite mantener actividades privadas. Además, reciben mensualmente 4.800 euros destinados a «gastos generales» que no tienen que justificar y otros 4.700 euros para viajes. Además, se les otorga una jubilación de oro, de por vida, cuando terminan su mandato.
La compra de eurodiputados por parte de Qatar y Marruecos es sólo la punta del iceberg. El escándalo ha saltado porque la investigación policial se ha centrado en las prácticas de países no europeos, pero el alquiler de diputados por parte de las propias grandes empresas europeas también es mayúsculo, y eso no se investiga.
Ahora, para lavar sus vergüenzas, el Parlamento Europeo aprobó una resolución para prohibir la entrada a su recinto de funcionarios marroquíes y cataríes.
Hace unos meses, Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, causó un gran escándalo cuando afirmó en una conferencia que Europa era un “jardín” al que había que cuidar en comparación con la «jungla» que representa el resto del mundo. Lo que Borrell evitó mencionar fue que este jardín está abonado con cantidades ingentes de basura y de excrementos procedentes de la corrupción de políticos burgueses y mequetrefes profesionales al servicio de los ricos y opresores, como los que representan él y sus colegas.
[1] Kafala, un sistema por el cual el trabajador inmigrante no puede cambiar de trabajo ni abandonar el país sin el permiso de su empleador, ampliamente utilizado por Qatar
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