Reseña de Disco Elysium: político y demoledor, pero pesimista

El juego de rol Disco Elysium se ha ganado elogios por su trama política y estructura subversiva. Sin embargo, su punto de vista nihilista refleja el pesimismo del pasado: para nada los deseos revolucionarios de las generaciones jóvenes de hoy en día.

Despiertas en una ciudad, Revachol, sin recuerdos del pasado o conceptos básicos como el dinero. A continuación, te ves en la tesitura de resolver el asesinato de un mercenario fascista enviado a acabar con la huelga organizada por un sindicato. Bienvenido a Disco Elysium.

Disco Elysium es un juego de rol del estudio independiente ZA/UM. De forma tradicional, los videojuegos han sido ridiculizados como un medio no-político: sin nada que opinar sobre la sociedad o la humanidad. Como una simple forma de entretenimiento impulsiva y violenta. Y con todo, es un medio muy popular: según algunas estimaciones, más que el cine.
Así que tarde o temprano, estaba claro que el giro masivo a la izquierda entre la gente joven sería reflejado en la creación de videojuegos de izquierda. Este es el caso de Disco Elysium. Sus escritores, al recibir un premio el año pasado, dieron las gracias a Marx y Engels por su inspiración durante su discurso de aceptación. Además, el juego tuvo la colaboración de los productores de Chapo Trap House, un conocido pódcast de izquierda.

Subversivo

El juego se centra en una huelga que tiene lugar en un país oprimido por la ocupación de potencias imperialistas, después de que una revolución fuera doblegada de forma violenta por estas fuerzas de ocupación. El aclamo de la crítica y su éxito comercial son un síntoma más de la conciencia política de la juventud, radicalizada estos últimos años.

Muchos críticos han considerado a Disco Elysium como el mejor juego de rol de 2019. Algunos incluso dicen que es el mejor juego de rol de todos los tiempos. Todas estas ovaciones se las ha ganado subvirtiendo el género. Disco Elysium no solo es un juego profundamente político y de izquierdas (algo ya de por sí una rareza), sino que además es un juego que renuncia a las mecánicas de las que dependen la gran mayoría de otros videojuegos: alrededor de la violencia.

Mientras que otros juegos de rol ponen a prueba al jugador casi exclusivamente por su habilidad para ganar batallas, en Disco Elysium, el jugador es puesto a prueba por su inteligencia a la hora de escoger las opciones de diálogo adecuadas al interactuar con otros personajes.

Lo que hace a Elysium excepcional y digno de halago es la forma asombrosa en la que pone en práctica sus elementos no-violentos y políticos. Su ausencia de cualquier mecánica de combate no es una forma ingeniosa de mofarse de la violencia excesiva en la mayoría de videojuegos. Es simplemente una obligación seria para mantener su integridad narrativa. En él, la violencia es una excepción, no la norma. La muerte se toma como algo muy serio, como debería ser. Si no, quitarle importancia al asesinato desencadenaría una matanza indiscriminada y vacía de significado que es tan común en tantos otros videojuegos.

La mayoría de juegos y sus mensajes sufren por el hecho de que el personaje que controla el jugador, supuestamente «el bueno», debe masacrar a cientos si no miles de personas para llegar al final del juego. Elysium es subversivo porque respeta a su mundo y personajes lo suficiente para dejar de lado el camino fácil: el darle al jugador una serie de batallas divertidas con las que entretenerse.

Una revolución aplastada

El autor principal de Disco Elysium, Robert Kurvitz, aborda problemas de naturaleza personal y socioeconómica con estilo y sustancia. A lo largo de la trama, impregna su historia de un deje melancólico y una sensación de futuros perdidos. Lo hace de forma solemne a la vez que graciosa.

Revachol es «pornográficamente pobre» después de su revolución, que tuvo lugar hace una década. Fue brutalmente reprimida por el capitalismo internacional. Desde ese momento, ha sido una víctima del imperialismo laissez-faire. Los niños son adictos y sus padres abusivos. Hay fascistas contratados por sindicatos para que protejan sus huelgas. Hay empresas que contratan escuadrones de la muerte para acabar con ellas.

El «moralismo», el equivalente de la democracia liberal en Elysium, es una ideología plenamente cínica y muerta. Su personaje más representativo, Joyce, el negociador de la patronal, es plenamente consciente de la falsedad y pretexto autómata del capitalismo. De forma tajante dice que la preocupación y prioridades de la empresa en medio del conflicto laboral del juego se centran alrededor de «la circulación normal de la economía».

En este trasfondo de miseria y falta de moral, el sindicato ha degenerado en la dictadura personal de un mafioso. Y con todo, esto se nos presenta como «el mal menor», frente a la empresa que domina la economía.

Nihilismo

Permea, no obstante, una corriente nihilista de forma clara a lo largo del juego. La ideología moralista está muerta. También lo están el comunismo, el socialismo, o cualquier alternativa de izquierda viable. El jugador puede adoptar una ideología comunista escogiendo respuestas con tintes revolucionarios en distintos diálogos. Aunque esto solo desencadena en soltar eslóganes más propios de un meme como «ahorquemos a la burguesía» que no cuentan con la inteligencia y sutileza que el resto de la narrativa del juego. Aun así, esto tiene su propio sentido en la temática general del juego.

La obsesión de tu personaje por un ultraizquierdismo infantil es el reflejo de dos cuestiones. En primer lugar, como Lenin dijo, el ultraizquierdismo es el precio que el movimiento paga por los crímenes del reformismo. En este caso, la situación desesperada de Revachol, víctima de la contrarrevolución, le deja a revolucionarios como tu personaje (si así decides que lo sea) ninguna otra opción más que hacer inflamatorias (e imponentes) declaraciones «comunistas».

En segundo lugar, el comunismo superficial de tu personaje detective es una buena sátira: ¡qué clase de policía puede ser un buen comunista! En cierto momento de la historia, conoces a un verdadero revolucionario. Un veterano de la revolución fallida. Es imposible convencerle de que un policía puede ser comunista.

De hecho, esto es algo que refleja de forma clara la forma de ser de la mayoría de personajes (cada uno a su manera). Moralmente heridos de forma profunda e irreparable, o simplemente indiferentes a todo. Porque el mundo en el que viven también está dañado de forma profunda e irreparable.

El comunismo en Disco Elysium podría a simple vista parecer una caricatura si no fuera por el hecho de que el resto del juego es tan lleno y rico de distintos matices. A menudo, en estos casos, el jugador debe estar dispuesto a negociar con la narrativa que se le presenta en sus propios términos.

Pasado y futuro

Este juego no te dará masticada una lección de teoría política. No va a darte una clase magistral sobre economía. Lo que hará, de una forma que solo los videojuegos pueden hacerlo, será enseñarte mediante tu propia interacción con su historia, personajes y mundo, el gran precio humano a pagar como consecuencia de una revolución aplastada. No hay ningún héroe. Solo ruinas. Solo vidas humanas.

En última instancia, su tono pesimista y depresivo refleja un pasado, pero no el futuro. Aunque los escritores del juego escriban sobre los efectos devastadores en la conciencia de la sociedad fruto de una revolución fallida, la juventud que hoy en día juegue a este juego mira hacia el futuro. Muchos jóvenes, cada vez más, buscan una alternativa socialista a este sistema capitalista fracasado.

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