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México: El terremoto levantó un tsunami de solidaridad del pueblo trabajador que el Estado intenta frenar

Una masa desbordante de solidaridad ha levantado el terremoto de 7.1 grados Richter del pasado 19 de septiembre de 2017 que ya ha cobrado hasta el momento una cifra de alrededor de 250 fallecimientos. Desde los primeros minutos de este siniestro, circularon imágenes en redes que mostraban edificios caídos, estos fueron después trasmitidos en televisión.

Al darse cuenta de la afectación un sentimiento de solidaridad y ganas de ayudar se despertó en el pueblo trabajador quien de inmediato reaccionó. El grupo rescatista, internacionalmente conocido como los Topos, formado desde los rescates de 1985 se ha hecho presente mostrando su experiencia. Cuando a un grupo de nuestros compañeros nos fue finalmente posible llegar a uno de los edificios colapsados ya había algunos miles de personas ayudando. Los lugares afectados se saturan de gente, camionetas o autos se vuelven en vehículos de transporte de brigadistas desconocidos que están buscando cualquier punto donde ayudar.

En horas de la tarde del pasado martes autoridades de la Ciudad de México reconocían que estaban siendo rebasados por los acontecimientos. En el terremoto del 19 de septiembre de 1985, justo hace 32 años, la población de igual forma que hoy se organizó y el Estado fue tan inepto e incapaz que fue rebasado. El movimiento urbano popular logró romper el corporativismo priista existente y fue un antecedente de la gran ruptura y lucha de 1988-89. Es por eso que desde que hay elecciones en esta ciudad el PRI nunca ha podido gobernar y se ha convertido en una las entidades de mayor organización, nivel de conciencia y participación popular. Esta vez el Estado, que conoce bien esta experiencia, ha tenido que correr de tras de los acontecimientos brindando apoyo necesario para no verse como negligente y evitar en la medida de lo posible, la organización popular y el desarrollo de conciencia que esto implica. El primer mensaje de Peña Nieto no podía haber sido más claro: “En la medida de lo posible, la población deberá permanecer en sus hogares”. [1] Afortunadamente la población desde el primer momento se ha sumado a la ayuda.

Una brigada de estudiantes del IPN llegó a ayudar a la avenida Álvaro Obregón, como no se requería más ayuda una camioneta desconocida se llenó de estos y algunos otros compañeros, cuando parecía que ya nadie cabía, subimos a unas 15 personas más en el camino. Al acercarnos a otro edificio afectado el tráfico era tan grande que decidimos hacer el último tramo caminando, cargando cajas de agua y suero que llevábamos con nosotros. Al no poder ayudar en ese nuevo lugar otra camioneta cualquiera que pasó se convirtió en el nuevo vehículo que finalmente nos llevó a un centro de acopio en la Colonia del Valle donde brindamos apoyo. Desde ahí se llevaban víveres y brigadas a otras zonas que presuntamente necesitaban apoyo. Esta ha sido la tónica de muchas brigadas populares. Es muy grande el ímpetu de ayuda, ahora las brigadas de la población están buscando como llegar a provincia y a los pueblos del Estado de Morelos y Puebla que menos ayuda tienen.

El Estado teme a la organización popular

Los edificios siniestrados a donde llega ayuda popular están siendo tomados por el ejército para cohibir la participación de la población, pero en los pueblos de Morelos, Puebla o algunas zonas muy al sur de la ciudad este apoyo estatal no llega. El objetivo es frenar la auto organización popular y tratar de mostrar un ambiente de unidad de todos los mexicanos: trabajadores, empresarios y el gobierno.

La policía de la Ciudad de México no mueve un dedo para ayudar y solo se dedican a frenar a la población que busca ayudar. Se ha movilizado a prácticamente todos los trabajadores del Gobierno de la CdMx. Algunos de estos elementos sí que han brindado un apoyo serio, podría resaltar a los trabajadores de limpieza, el sector más bajo, quienes han sudado como cualquier otro. El gobierno federal movilizó a distintos sectores del ejército, como la policía militar, quienes se han involucrado en las labores de rescate. Muchos de los elementos estatales confraternizan con la población y lo hacen motivados también por ayudar a las víctimas, eso no significa de ningún modo que haya una confianza del pueblo trabajador en el Estado, justo se ha demostrado lo contrario, y es evidente que la movilización Estatal busca contrarrestar la organización popular.

Desconfianza al Estado

Cuando fue Osorio Chong, secretario de gobernación del gobierno peñanietista, a la fábrica textil de la Colonia Obrera, fue abucheado y corrido por la gente.

¿Por qué la gente no espero a que el gobierno actuar y se juntaron montañas de agua potable, cajas de tortas, comida para los perros rescatistas, cascos, palas, gasolina, herramienta, impermeables, medicina se fueron acumulando en muy diversos puntos de la Ciudad de México? Por un sentimiento de solidaridad, evidentemente, pero también como una muestra de desconfianza al gobierno. La gente ha mandado también miles de víveres, muchas veces poniendo mensajes en sus empaques para evitar que se desvíe en el futuro como botín para comprar votos en las campañas políticas.

Este es el segundo terremoto que ha sacudido al país recientemente, el pasado que destrozó pueblos de Oaxaca y Chiapas, recibió toneladas de víveres de la Ciudad de México y de los mismos estados afectados y más zonas del país. Desde entonces ha surgido una idea en el pueblo que ahora va creciendo en apoyo: que el dinero destinado a los partidos políticos para las elecciones se use para resarcir los daños y ayudar a la gente afectada. Ha sido tal la fuerza de esta idea que los diputados han tenido que opinar y los partidos han rechazado esa idea. López Obrador y Morena ha dicho que donará el 20% de sus recursos, eso ha levantado gritos de histeria del resto de partidos y el Instituto Nacional Electoral dice que eso no se puede hacer pues se consideraría un desvío de recursos. Esta es la actitud real del Estado mientras que hay pueblo obrero que deja todo y arriesga sus vidas, esa es la real “unidad” entre el Estado y el pueblo.

Algunos vecinos y familiares, desplazados de las zonas de rescate, temen por la seguridad y vida de sus familiares por la introducción de maquinaria pesada. Se teme que al gobierno no le importen las vidas y arrasen con los escombros y las personas. Es necesaria la unidad de la población y obligar a meter brigadas de ayuda y/o vigilancia, para asegurar que se está realmente buscando rescatar las vidas de nuestro pueblo.

Ha habido empresas que han hecho alguna donación, pero la mayoría de las donaciones vienen del pueblo de a pie. Realmente muchos capitalistas se han beneficiado al comprarse miles de alimentos, herramienta y demás. Ellos están ganando jugosos beneficios con el desastre de la población. Otro elemento que sale a la luz es el de la especulación inmobiliaria bajo acusaciones de corrupción del gobierno de Mancera en la que han aumentado los riesgos de vivir en la CdMx.

Solidaridad de clase

Como Izquierda Socialista, la sección mexicana de la Corriente Marxista Internacional, hemos recibido muchos mensajes de compañeros y amigos de muy diversos países mandando solidaridad y ofreciendo apoyo.

Hablamos de trabajadores que poco tienen. Algunos nos dicen que si pueden mandarnos dinero, otros que tienen gran frustración por no poder mandar apoyo y de Cuba, que ha sido azotada por el huracán Irma generando grandes destrozos, nos han ofrecido hacer una colecta de medicamentos para enviárnoslo. Pensamos que por el momento la solidaridad que las familias trabajadoras de México ofrecen es incluso sobrado pero estas muestras de apoyo muestran esa solidaridad de clase que rebasa fronteras.

Uno de los casos que más conmoción ha causado y quedará marcado en la memoria popular es el del Colegio Enrique Rébsamen. Al encontrarse niños atrapados ahí despertó angustia y gran solidaridad. Lamentablemente ahí al menos 21 niños y 4 adultos han muerto aunque se han rescatado con vida a 11 más. Se dice que hay al menos una niña viva (posiblemente 5 personas más) a la que los rescatistas llamaron Frida Sofia, que no es su nombre real. Es tal la desconfianza que al descubrirse que este no era el nombre verdadero mucha gente ha señalado que este es un montaje de televisa para ganar ragting. Lo cierto es que las labores de rescate de esta niña y los demás posibles sobrevivientes continúan.

En un edificio colapsado en la colonia Lindavista continúan las labores de rescate y un brigadista que prestaba ayuda y quedó herido y atrapado ha sido rescatado.

Un video que se hizo viral desde los primeros minutos del temblor, muestra a una fábrica textil colapsando. Un grupo de nuestros compañeros hemos podido ayudar a las labores de rescate de esta fábrica ubicada en la colonia Obrera.

Miles de personas de familias obreras estuvimos arribando. Aunque éramos miles la gente buscaba cómo contribuir de forma ordenada. Para sacar escombros gigantes vallas humanas se formaron. En un momento en “que vimos que no había mucho que hacer” llenamos 3 camiones a pala a cubetadas del escombro que se había juntado en un rincón de una calle. Gente con alimento y líquidos pasaba de una zona a otra ofreciendo a los brigadistas. Gente de las colonias aledañas preparaba más alimento que llevaba, otros más llevaban más víveres, ropa, agua y medicinas. Los brigadistas nos íbamos equipando de cascos, guantes, googles y palas que iban llegando. Cuando llovió también hubo impermeables para la mayoría. En un momento ayudamos en ordenar y distribuir los víveres y eran cajas de tortas que no lográbamos distribuir por la enorme solidaridad.

Esta fábrica era de 6 plantas y afectó a una escuela de al lado. Finalmente llego grande maquinaria y se incrustaron elementos estatales a la ayuda pero como ha sido tan grande la participación popular aquí ha sido imposible sacar a la población que brinda apoyo como ha ocurrido en otros lugares.

En el segundo día se lograba separar grandes bloques del techo y levantarlos con grandes grúas que después, en la calle aledaña, eran triturados con palas, mazos y picos y subidas a camiones en una labor hormiga.

Los puños en alto son la señal de silencio y el ruido del trabajo y de las voces se callan ordenadamente. Cuando se escucha un ruido de alguien con vida o hay un rescate es difícil callar las voces de júbilo.

Pese a que el estado lo ha querido evitar, estas experiencias de unión y solidaridad abonaran a la conciencia y organización de los trabajadores de México. Este desastre no fortalece a estos gobiernos ya odiados y desprestigiados de Peña nieto, Miguel Ángel Mancera y de los Estados.

Fortalecer la unidad y organización del pueblo

Ante las adversidades sale lo mejor de la sociedad y se muestra la vieja escoria que se expresa en nuestra clase gobernante y su Estado. Debemos barrer los escombros y la basura que nos estorba, no solo de los edificios derruidos sino de la sociedad en ruinas con miles de pobres y explotados y un puño de multimillonarios capitalistas y políticos corruptos e ineptos.

No se trata de no ayudar, sino de organizarnos mejor para hacerlo. Es necesario establecer redes más confiables de comunicación, conocemos a gente de zonas afectadas y podemos obtener información de primera mano. Se requiere autos, gasolina, gente… para ir a los Estados y nuevos edificios que colapsan. Es necesario comités de vigilancia para asegurar que se busque realmente el rescate de los posibles sobrevivientes.

Es necesario que se mantenga la seguridad pública gratuita de afectados y rescatistas de forma permanente. En realidad necesitamos un servicio de salud universal gratuito para toda la población. Es necesario mantener la comunicación, se requiere reducción de las tarifas telefónicas y poner un sistema de internet gratuito accesible a todos. Requerimos la renacionalización de las telecomunicaciones para que estén al servicio de la población y no sigan enriqueciendo a uno de los hombres más ricos del mundo. Debemos buscar la reconstrucción o reparación de viviendas dignas de forma gratuita. Que los multimillonarios empresarios no se beneficien del desastre y donen materiales para la construcción, que seduzcan los gastos de los partidos y los sueldos de los políticos para esto. Los capitalistas privados especulan con las necesidades del pueblo como la vivienda, necesitamos constructoras estatales bajo control obrero que se pongan al servicio de los trabajadores del campo y la ciudad. Que se venda la lujosa casa blanca de Peña Nieto y el avión presidencial para crear unidades habitacionales seguras y dignas para la población que lo necesita. Para conseguirlo es necesario mantener la unidad y organización de los trabajadores y sus hijos.

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