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Trabajadores de Procavi: “Piensan que nos podrían humillar para siempre”

El área de matanza de Procavi, en pie de lucha – Una asamblea nunca vista en el área de matanza de la fábrica de procesado de carne de pavo, Procavi. Este fue el acontecimiento celebrado el sábado por más de 100 personas en la localidad de Marchena.

Asistieron más de 75 trabajadores actualmente activos en la contrata Randstad Project Services SL, a través de la cual el matadero los emplea. Asistieron también unos 15 compañeros de la firma, que actualmente se encuentran en situación de desempleo; una especie de “paro estacional” a la que la empresa los obliga con la intención de evitar, de forma premeditada, la ley que obligaría a la empresa a convertirlos en personal fijo de la empresa. También hubo miembros de las aŕeas de despiece, representando a los Comités de Empresa de Procavi y Halia Servex, así como representantes de la Unión Local de Morón del Sindicato Andaluz de Trabajadores, a la que hace varias semanas acudieron los trabajadores de matanza para organizar su lucha. Miembros de Ganemos Marchena, Podemos Morón e IU de Marchena también estaban presentes mostrando su absoluto apoyo en nombre de la Plataforma por la Dignificación de las Condiciones de Trabajo en Procavi, que hace meses destapó el fraude de los cursos de formación en la fábrica. Fue un evento extraordinario, tanto por la cantidad de asistentes como por el nivel de conciencia y voluntad de llevar su causa hasta el final.

Como decíamos en notas anteriores, la plantilla reivindicamos el punto final a lo calificamos de condiciones laborales horribles, que recuerdan en algunos aspectos a un campo de concentración. Y no exageramos: los ritmos de producción se han disparado duplicando los millones de kilos de carne procesada y manteniendo prácticamente la misma plantilla respecto al 2013. Las lesiones, las afecciones incluso cardíacas y depresiones no son extrañas, derivadas de la presión física y psicológica que se sufre cotidianamente. La situación llega al extremo de que los trabajadores tenemos dificultades para cumplir con las necesidades fisiológicas más básicas durante las interminables jornadas.

Cobramos hasta un 40% por debajo de los compañeros del sector y hasta ahora hemos soportado una actitud tiránica por parte de la dirección de recursos humanos, que nos ha tratado como mera mercancía a disposición completa de la producción.

Las horas extras hasta ahora eran impuestas como obligatorias y las jornadas de trabajo finalizaban cuando unilateralmente Procavi decide dejar de enviar camiones al muelle. Las horas no se cobran, sino que van a una bolsa de la que extrañamente casi nunca se liquida nada a favor del trabajador o trabajadora. Esto se debe a un sistema inventado por la empresa, RPS, ajeno a toda norma. En esta bolsa se suman horas extras pero se descuenta tiempo de trabajo cuando la fábrica por alguna razón (ajena al trabajador) decide interrumpir su producción. Es decir, haces horas extraordinarias y a la mañana siguiente, si la cadena la aceleran y los camiones se acaban antes de tiempo, te mandan a casa y te quitan las horas del día anterior. En definitiva, la productividad lograda a base de una profunda intensificación de los ritmos de producción, se “paga” en forma de descuento de horas extraordinarias trabajadas previamente. Es el mundo al revés, sencillamente. Es como decirte: “gracias por tu sacrificio, te quito 2 horas de salario por haber trabajado más rápido”. O mira, “te quito 4 horas, que me debes, porque se me ha roto una máquina”… ¿¿Los riesgos del funcionamiento de los medios de producción tienen que ser asumidos por los trabajadores?? Esta bolsa incluso se ha llevado al extremo de no liquidarse tras un despido, con la excusa de que “ya cuando te volvamos a contratar… hablamos”.

Esta es la situación que ha llevado el hartazgo a un plano en el que o la empresa rectifica todas estos aspectos (y varios más que no se citan, para no extendernos) o es inevitable el uso de los medios que legítimamente están a nuestro alcance.

La asamblea del sábado, así lo dijo de claro. Todo se desarrolló en un clima de alegría y plena confianza en las fuerzas de la unidad. La voluntad de dar la batalla por los derechos arrebatados es firme. Mientras la fábrica ha crecido estos años a tasas anuales por encima del 10%-15%, está claro que la subcontratación ha sido la manera que Procavi ha “ingeniado” para llevar los sueldos a niveles de miseria. Allí ganábamos antes, en el 2008-2009, sueldos que podían superar los 1.600 euros (haciendo esfuerzos, claro está). Hoy esos mismos esfuerzos hacen que las nóminas rara vez supere en algo los 1.000 euros, y eso en caso de que estés a 40 horas, pero echando realmente 50 o 60. ¡¡¡Hablamos de salarios de 845 €, incluido “complementos voluntarios”!!! ¡Mientras, Procavi arroja márgenes de beneficios de más de 162.000 euros al día, según sus propios registros de cuentas!

En este contexto, la asamblea, unánimemente, tras recibir la noticia de que la empresa de nuevo incumplía los plazos para responder a las reivindicaciones que formalmente llevamos planteando desde mediados de agosto, aprobó la convocatoria de HUELGA INDEFINIDA EN MATANZA A PARTIR DEL 4 DE DICIEMBRE. Junto a ello, se aprobó la tabla reivindicativa que, de asumirse por la empresa, haría que esta huelga se evitara:

  • Subida salarial desde el 1 de octubre de un 30%, con retroactividad si la negociación se alarga.
  • Contratos indefinidos del 90% de la plantilla actual.
    Opción del trabajador/a fijo/a discontinuo/a dentro de bolsa objetiva para rotación.
  • Fuera la bolsa de horas extraordinarias.
  • Los horarios se cambian con un mínimo de 5 días.
  • Si la producción se interrumpe por cualquier motivo, la jornada de trabajo continúa, computándose ese tiempo como horas de trabajo efectivo.
  • Aceptamos terminar un camión siempre que este haya entrado antes los últimos 40 minutos de la jornada laboral.
  • Reconocimiento de la empresa del carácter voluntario de las horas extras
  • Eliminación del retén en casa.
  • Pasar todos los grupos a jornada completa a partir del 1 de noviembre, respetando el derecho a acogerse a jornada reducida.
  • Incorporar 20 personas adicionales a partir del 1 de diciembre.
  • Compromiso de subida salarial en el primer semestre del 2018 de un 10% adicional.
  • Incorporar 10 personas adicionales a partir del 1 de abril de 2018.

También se mandató al Comité Sindical del SAT a constituirse en Comité de Huelga para seguir tratando de llegar a un acuerdo con la empresa, pero señalando que cualquier intento de ésta de romper la negociación o de seguir violentando las condiciones de trabajo, desencadenaría la huelga en un plazo de 10 días.

Junto a esto, la asamblea estableció que a partir de ese momento la Representación Sindical debía velar por el cumplimiento de todos los derechos relativos a la jornada laboral. Particularmente aprobamos:

  • NO ACEPTAR nuevos camiones después de los últimos 40 minutos.
  • NO ACEPTAR cambios arbitrarios de cambios de turnos u horarios, dando prioridad de estabilidad a los trabajadores o trabajadoras con jornada reducida por cuidado de menores o personas dependientes. Los cambios de turnos deben ser consensuados con la Representación Sindical.
  • NO ACEPTAR horas extras impuestas.
  • NO ACEPTAR la rescisión de contratos de ningún trabajador en activo. En caso de caducidad, sustituirlo por un nuevo contrato, cuya duración mínima debe ser de 1 año.

Igualmente, cualquier violencia contra estas medidas conducirán a un adelantamiento de la huelga. Estamos dispuestos a negociar, pero no estamos dispuestos a seguir aceptando que nos pisoteen como hasta ahora.

El domingo fue el primer día, tras la comunicación de los acuerdos inmediatos a la empresa (el mismo sábado por la tarde), en el que la plantilla hizo valer sus derechos al descanso tras cumplir con la jornada laboral de 8 horas, negándose a prolongarla indefinidamente como hasta venía ocurriendo. La empresa al parecer piensa que el derecho básico que tenemos a disfrutar de nuestra propia vida personal es un lujo que no está a nuestro alcance.

Hasta ahora se han quedado con nuestra salud, con la vida familiar, con nuestro dinero, etc. Ya está bien. Hemos decidido NO DAR NI UN PASO ATRÁS EN NUESTRA LUCHA. Esperamos que la empresa atienda a razones y abandone lo que hasta ahora ha sido lo habitual, y empiece a reconocer los mínimos derechos que ellos mismos establecieron en los convenios, y por supuesto todos los derechos conquistados que tenemos la clase trabajadora, y que aún no han sido arrebatados por este gobierno que sólo hace leyes en beneficio de estas empresas.

La empresa, en pleno siglo XXI, según parece cree que nuestra exigencia de un puesto de trabajo digno y la jornada de 8 horas es un acto de rebeldía. Pues si esto fuera así, entonces estamos en rebeldía, pero en realidad no pensamos eso. Pensamos que son ellos los que han pretendido violar para siempre nuestra dignidad como personas. Y hasta aquí hemos llegado: les hacemos un llamamiento a la razón y a la cordura. Rectifiquen.¡Vamos, adelante, a por nuestros derechos!

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