Acabemos con el negocio de la vivienda y el capitalismo

El próximo 5 de Abril, el movimiento por la vivienda ha convocado una manifestación unitaria por todo el Estado Español bajo el lema “Acabemos con el negocio de la vivienda”, con el objetivo principal de exigir una bajada del 50% en los precios de alquiler. Desde la OCR, apoyamos dicha convocatoria y hacemos un llamamiento a participar activamente en las manifestaciones.

La crisis de la vivienda y el sistema capitalista

Es bien sabido que la crisis del capitalismo español, por mucho que el gobierno y sus amigos comentaristas intenten esconder la verdad diciendo que la economía “va bien”, está afectando cada vez más, y de forma más intensa, a una mayoría de la población. El problema de la vivienda forma parte de esta crisis, y responde a la misma dinámica general: los más ricos están acumulando obscenas cantidades de riqueza a costa de la creciente explotación y sufrimiento de la clase obrera y la juventud.

Aun así, el gobierno estatal se ha mostrado incapaz de poner remedio a esta situación. Esto es porque el problema de fondo es que bajo este sistema, la vivienda es una mercancía, un objeto con un valor de cambio con el que generar beneficios mediante su compra-venta; lo que rige es el mercado, la propiedad privada y el afán de lucro de una minoría, en oposición a las necesidades de la mayoría de la población. El gobierno de PSOE-Sumar no está dispuesto a atacar estos intereses, al contrario, mediante la “paz social” busca defender al capitalismo español evitando como sea posible la lucha de clases. De ahí que las medidas sean totalmente insuficientes, de ahí que movilicen dinero público para intentar paliar los peores efectos de la avaricia capitalista.

Sin embargo, la dinámica económica actual se caracteriza por la sobreproducción de mercancías a escala mundial y la drástica reducción del poder adquisitivo de la clase obrera y la juventud, lo que ha provocado la concentración de viviendas en pocas manos y un aumento significativo de viviendas en alquiler, sobre todo en las grandes ciudades. Una parte de la gran burguesía, sin avenidas para la inversión rentable en producción industrial, ha optado por comprar viviendas para alquilarlas o transformarlas en pisos turísticos, empujando de esta forma los precios al alza mediante la concentración, especulación y distorsión del mercado. La clase obrera y la juventud, con menor poder adquisitivo, ha sido empujada al alquiler. Estas tendencias han interactuado de forma dialéctica, la una empujando a la otra. Estos factores se han combinado además con la falta de construcción de viviendas asequibles, el aumento de la población y la explosión del turismo de masas.

Todo lo que esto significa es que, como correctamente apunta el manifiesto para la manifestación publicado por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, “la vivienda debe dejar de ser un negocio para convertirse en un derecho”. Mientras perdure la propiedad privada y el intercambio de mercancías, la crisis de la vivienda no se resolverá, al contrario, continuará empeorando.

La necesidad de un programa revolucionario

Los Sindicatos de Inquilinas e Inquilinos se han erigido como el principal dirigente del movimiento por la vivienda. Su influencia se ve reflejada en su crecimiento como organización y en su capacidad de movilización, no menos con la iniciativa de esta convocatoria estatal para el próximo 5 de abril.

El hecho de haber convocado esta jornada de lucha por todo el Estado es un paso adelante importante, ya que será una muestra de fuerza del movimiento, de la frustración acumulada, y del ardiente deseo de cientos de miles, sino de millones, de cambiar la situación mediante la lucha en las calles.

Mientras perdure la propiedad privada y el intercambio de mercancías, la crisis de la vivienda no se resolverá / UL

La campaña que están dirigiendo agitando la huelga de alquileres es muy positiva, tanto por su contenido político como por la capacidad de organizar a una amplia franja de afectados y desarrollar su conciencia a través de la lucha. Las huelgas que se están desarrollando en este sentido, contra la Caixa y Nestar-Azora, son un ejemplo a seguir.

Por lo que concierne a las principales demandas que plantean, pensamos que son igualmente positivas: la drástica bajada del alquiler, contratos de alquiler indefinidos, fin de la compra especulativa, fin a los desahucios sin alternativa habitacional, etc.

Todo esto es necesario. Sin embargo, pensamos que hay que ir más allá. Como ya hemos explicado, el problema es sistémico, producto de las leyes que rigen este sistema y de la lucha entre las clases que engendra. Es más, el manifiesto del Sindicato para la mani del 5A apunta correctamente al enemigo cuando dice que el principal problema es “el enriquecimiento de una pequeña minoría rentista a costa de asfixiar económicamente a una gran parte de la sociedad”.

Por eso creemos que es necesario plantear las cosas claramente, y llenar de contenido revolucionario el programa por la vivienda. Por ejemplo, apoyamos la demanda “Recuperación de viviendas vacías, turísticas y en alquiler de temporada.”, pero pensamos que se debe formular de manera mucho más clara: expropiación sin indemnización de las viviendas vacías, turísticas y en alquiler de temporada en manos de los grandes propietarios. Si no, la formulación actual podría interpretarse por algunos interesados en líneas de lo ocurrido con la casa Orsola, que fue finalmente comprada al fondo buitre por parte del ayuntamiento de Barcelona con dinero público, por un valor superior a los 9 millones de euros. No puede haber lugar a dudas, es necesario que los ricos paguen la crisis y no la clase obrera a través de dinero público.

Por lo que concierne al punto sobre la prohibición de las organizaciones de “desokupación”, estamos también a favor, pero advertimos que solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas, en ningún caso en el estado burgués, su aparato judicial ni en la policía. Por un lado, exigirle al Estado burgués que ilegalice dichas organizaciones solo se conseguirá mediante una fuerte presión popular, y por el otro, el día después usaría los mismos mecanismos, justificaciones, excusas para ilegalizar organizaciones de izquierda. ¿Es más, si solo la presión de la lucha de clases podría desarticular dichas organizaciones de matones, porque no hacerlo confiando solo en nuestras propias fuerzas, directamente contra dichas organizaciones mediante la organización, denuncias políticas y lucha de masas?

La demanda fundamental pensamos que debería ser la necesidad de expropiar, sin indemnización, todas las viviendas en manos de los grandes propietarios: bancos, fondos de inversión, inmobiliarias, etc. Algunos nos dirán que esto es utópico, que no se da la correlación de fuerzas para exigir tal demanda. Obvian, sin embargo, que la crisis del capitalismo es cada vez más aguda, que sus contradicciones nos están conduciendo a la barbarie, y que una política “realista y práctica” conducirán en última instancia a la impotencia y desmoralización de las masas. La tarea consiste, precisamente, en elevar la conciencia de nuestra clase, en explicar que el problema de la vivienda no se puede resolver bajo el capitalismo en crisis, y que solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas organizadas para acabar con este sistema.

Igualmente, es indispensable disponer de los recursos necesarios para construir las viviendas que se requieren, de calidad y asequibles. Por eso es también imprescindible agitar la expropiación sin indemnización de la gran banca y empresas de la construcción, que no solo han amasado obscenas cantidades de beneficios con el lucrativo negocio de la vivienda, sino que además las construyen al menor coste y sin consideraciones ambientales, como ha sido dramáticamente demostrado con la Dana en Valencia. Estas empresas deberían pasar bajo control de los propios trabajadores, para gestionarlas en beneficio de las necesidades de la población.

Así las cosas, creemos que es igualmente necesario hacer un llamamiento a los sindicatos, empezando por CCOO y UGT, para que participen en el movimiento y movilicen sus fuerzas. Como ya hemos dicho, el problema de la vivienda afecta principalmente a la clase obrera, que es atacada por los altísimos precios y por la bajada de los salarios y el empeoramiento de las condiciones de empleo y de vida. La burguesía está atacando a la clase obrera en todos los frentes, económico, político, social. El rearmamento militarista europeo, una cuestión de primer orden, prepara una ofensiva brutal de recortes y ataques a las condiciones de vida de la clase obrera, a sus organizaciones y sus derechos democráticos. ¿Por qué los gobiernos capitalistas no ponen el mismo empeño en movilizar cientos de miles de millones de euros para construir las viviendas que se necesitan? Este es un claro ejemplo de la necesidad de que las organizaciones de la clase obrera, empezando por las mayoritarias, luchen conjuntamente contra los ataques de los empresarios y sus gobiernos, reivindicando mejoras en las condiciones de vida en todos los frentes: vivienda, empleos, educación, sanidad, no al rearmamento, etc. Es un grave error pensar que por ser organizaciones sindicales solo deberían reivindicar demandas económicas, de un tipo u otro, o incluso peor, ser neutral en las cuestiones políticas. La lucha de clases lo penetra todo, y son las cuestiones políticas las que determinan su dinámica.

La cuestión fundamental es explicar pacientemente que todos estos problemas que afectan las vidas de millones de personas son el producto del sistema capitalista, de sus insolubles contradicciones. Mientras perdure este sistema, y más en nuestra época, continuará el sufrimiento indiscriminado de la mayoría. Para “acabar con el negocio de la vivienda”, hay que acabar con el capitalismo.

Es por eso que la tarea más urgente en la actualidad es construir una organización revolucionaria, capaz de explicar la conexión entre las diferentes crisis y problemas que afectan la vida de millones de trabajadores y jóvenes con este sistema podrido, plantear un programa de reivindicaciones para mejorar las condiciones de vida aquí y ahora con la necesidad de luchar contra el sistema en su conjunto, y a través de esto, dirigir a la clase obrera en la lucha por derrocar este sistema y transformar la sociedad en beneficio de la mayoría. Nuestra época se caracterizará por las guerras y las revoluciones; es imperativo que el partido revolucionario sea lo suficientemente grande para jugar un papel dirigente en los acontecimientos y explosiones sociales que se preparan. ¡Si estás de acuerdo con nosotros, únete a nosotros, la revolución te necesita!

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