Audios de Bárbara Rey: Juan Carlos  y su papel en el 23-F

El pasado 25 de septiembre la revista holandesa Privé reveló unas imágenes de Juan Carlos I besando a Bárbara Rey en 1994, que habían mantenido ocultas durante 30 años. Días después, también se publicaron unos audios que comprometen el papel del rey en el intento de golpe de Estado del 23-F.

La relación con Bárbara Rey era conocida por políticos, personas cercanas al Rey e incluso la prensa, pero todos guardaron silencio para proteger a la monarquía. Para garantizar el silencio de Bárbara Rey le pagaron 600 millones de pesetas de dinero público además de asegurar su contratación en programas de televisión.

Una vez que es imposible ocultar la información, los medios de comunicación españoles continúan tratando el tema desde una perspectiva moral, centrando la cuestión en la infidelidad y no en la utilización de fondos públicos para ocultar información.

Pero lo más grave son los audios que se publicaron después. Destaca el fragmento en el que se conversa sobre Alfonso Armada, cerebro del intento de golpe del 23-F y Sabino Fernández, quien en ese momento era el Jefe de la Casa Real:

«Palabra de honor, me río, cariño, de Alfonso Armada. Ese ha pasado siete años en la cárcel, se ha ido a su pazo de Galicia y el tío jamás ha dicho una palabra. ¡Jamás! En cambio, éste otro está largando».

Sabino Fernández en 1994, tal como difundió publico.es (22/10/24), trasladó a un pequeño círculo el verdadero papel del rey el 23-F, un relato que concuerda con Recuerdos de Sabino, publicado por Iñaki Anasagasti.

Según la versión oficial, el golpe fue planificado por Armada y ejecutado por Tejero y el Rey salvó la democracia gracias a un discurso retransmitido por televisión en el que desautorizó el golpe. No obstante la verdad quedó sepultada bajo documentos clasificados.

En la versión de Sabino, Juan Carlos I no sólo aparece como conocedor sino que “fue el propio rey quien promovió el golpe con el objetivo de acabar con la carrera política de Suárez y la UCD” y establecer un gobierno de concentración bonapartista encabezado por el militar Alfonso Armada y con la presencia de ministros civiles, incluidos algunos del PSOE y del PCE. Al final, Suarez dimitió al conocer los preparativos del golpe, pero un sector de los conspiradores decidió seguir adelante y Juan Carlos dejó hacer.

Sabino explica que el Rey estuvo en comunicación telefónica con Armada durante el golpe. De hecho, el Rey recriminó a Armada los tiros de Tejero ya que “no estaban previstos”. Ambos mostraban interés en que Armada acudiera a Zarzuela y fue Sabino quien lo desaconsejó.

También cuenta la conversación telefónica de Sabino con el General Juste, en ese momento al frente de la División Acorazada Brunete, quien le preguntó si Armada estaba en Zarzuela y fue cuando Sabino pronunció la famosa frase “Armada ni está ni se le espera”, a lo que Juste preguntó: “¿por qué cambian las cosas?”, de lo que se extrae claramente que el plan era que Armada acudiera a la Zarzuela y de ahí el interés de ambos.

Tras esta conversación, Sabino fue al despacho del Rey y “se llevó la sorpresa de su vida” al encontrárselo brindando con champán. Sabino le advirtió: “si triunfa eso, la Monarquía caerá como cayó la de su abuelo”, tras lo cual el rey pidió a Sabino que lo salvara, e inmediatamente Juan Carlos se puso a telefonear a los capitanes generales. Finalmente, una vez no había lugar a dudas sobre el fracaso del golpe, leyó el discurso por televisión.

Escribía Alan Woods en su obra La Gran Traición, en el capítulo que explica los hechos del 23-F, que “la verdad siempre encuentra una forma inconveniente para salir a la superficie”. Y así es. La publicación de estos audios no hacen más que aportar mayor veracidad a la versión de Sabino sobre la implicación del rey en el 23-F. El hecho de que los audios, a diferencia de las fotos, sí se han publicado en el medio español ultraderechista OkDiario solo responde a una detonación controlada para evitar males mayores pues, como se ha afirmado, aún quedan fotos, audios e incluso videos que no han sido publicados.