Ayudas del Estado por la Dana ¡Que pague el gran capital no la clase trabajadora!
Ayer, Sánchez anunció un paquete de ayudas por el valor de 10.600 millones de euros. Entendemos que estas ayudas serán bien recibidas por muchas de las personas afectadas de la Dana, pero cabe preguntarse, ¿Es suficiente? ¿Quién lo va a controlar y asegurar que llega a quienes más sufrieron con muertes, destrucción y desolación? ¿por qué se anunció ahora, toda una semana después de la catástrofe? ¿Por qué se ha asignado esta importante cantidad cuando se ha venido repitiendo una y otra vez que no hay dinero para la sanidad, educación, pensiones, etc.? ¿Cuál es el objetivo en el fondo de esta medida?
El régimen reacciona a la ira de la clase obrera
Analizando el contexto que nos ha llevado hasta el anunció de esta medida, podremos entender qué la ha motivado realmente.
En primer lugar, no podemos olvidar que el gobierno central es también responsable de la calamidad. Por simple legalismo y tacticismo, decidió no intervenir de forma decisiva durante los momentos críticos de la Dana, como tampoco a posteriori. Desde el primer momento, se defendió esgrimiendo que eran competencias autonómicas. Pero es que, ¿la negligencia criminal de Mazón no era razón suficiente para tomar el mando y medidas rápidas y decisivas? Esto contrasta de forma muy llamativa con la actuación del gobierno central (en manos del PP) durante el referéndum del 2017 en Cataluña, apoyada por el PSOE (dirigido en ese momento por el mismo Sánchez), de enviar a miles de policías y a la Guardia Civil y aplicar el artículo 155 de la Constitución para tomar el control de la administración pública catalana. Es decir, ante una calamidad como la vivida en Valencia no se actuó, pero para frenar y reprimir un voto democrático en Cataluña, se tomaron todas las medidas necesarias.
Esta es la cuestión fundamental. Como ya hemos dicho muchas veces, el gobierno del PSOE y SUMAR es en estos momentos el mejor garante de los intereses de los capitalistas, sobre todo ante una derecha tan rancia y estúpida. Es más, el PSOE es un partido del régimen, su pata izquierda.
El aparato del PSOE, conjuntamente con la burguesía, se ha dado cuenta de que la situación se les puede escapar muy rápidamente de las manos, que están sentados encima de un polvorín que podría estallar en cualquier momento. En un artículo del Confidencial titulado Feijóo y Sánchez toman nota del hartazgo social y ordenan «serenar» el combate público, leemos:
“El motín de Paiporta de este domingo fue, sobre todo, la expresión de dolor de un pueblo devastado, pero también un inquietante estallido de ira e indignación con la clase dirigente que, al parecer, PP y PSOE están decididos a canalizar para evitar que sea pasto del populismo.”
El País, en su editorial de ayer, concluye con “Hace falta coordinación y eficacia, pero también hacerse cargo de la ola emocional que recorre España.» (cursivas nuestras)
La burguesía ha exigido desde el primer momento unidad entre el PSOE y PP. Esto respondía a su pánico ante la situación, ante la rabia e ira de las masas; respondía a sus intereses de clase, es decir, a defender sus intereses como clase dominante de forma unida para encauzar la situación y mantener a los oprimidos en su sitio.
Sin embargo, se alarmaron mucho con la respuesta de las masas a la visita de la monarquía, Sánchez y Mazón a Paiporta, un acontecimiento realmente histórico. Pudieron palpar muy bien y de cerca el estado de ánimo de las masas, y han reaccionado. Para evitar un estallido social y perder el control de la situación, ahora han ido más allá con este paquete de ayudas. Este es el verdadero carácter de clase de la medida: para evitar la lucha de clases, la clase dominante hace concesiones.
¡Que las ayudas las pague el gran capital!
Las ayudas estarán destinadas al arreglo de casas (hasta 60.000 euros), reposición de muebles y electrodomésticos (hasta 10.000), reparación de edificios y vehículos, ayudas directas a autónomos y a empresas(entre 5.000 euros a los primeros y 150.000 a las segundas), ayudas por incapacidad temporal o permanente, etc. Es de destacar que de los 10.600 millones, 5.000 millones serán créditos a bajo interés; de manera que las ayudas directas se reducen a 5.600 millones de euros.
Es más que evidente que se requieren muchísimos recursos para hacer frente a la situación. Pero ¿por qué tiene que ser dinero público? Este dinero proviene sobre todo de los impuestos que paga la clase obrera. Ha sido la clase obrera sobre todo quien está sufriendo más las consecuencias, pero ahora debe ser la misma clase obrera quien pague estas medidas. Mientras tanto, las aseguradoras no tendrán que pagar ni un euro, porque ha sido… “un desastre natural”! ¿Qué importa que sus beneficios hayan aumentado un 17,99% en 2023, alcanzando los 76.463 millones de euros?
Es bien sabido, y es parte fundamental de la rabia e ira de las masas, que muchas grandes empresas obligaron a sus empleados a seguir trabajando a pesar de la Dana, arriesgando sus vidas, incluso sacrificándolas. También es bien sabido que lo único que les interesaba a la hora de urbanizar estas zonas con alto riesgo de inundaciones, información conocida por los acontecimientos históricos del pasado y criterios científicos, era asegurarse sus beneficios.
Incluso más, como apuntan todos los expertos, esta Dana ha sido más virulenta a causa del cambio climático. Es precisamente el sistema de producción capitalista, empezando por las grandes empresas, el culpable de la destrucción del medio ambiente.
Sin embargo, el contexto económico es que se pronostica que el Ibex 35 bata récords de beneficios, superando los 60.000 millones, un 11% más que el 2023. La gran banca española ya acumula en los 9 primeros meses del 2024 casi 24.000 millones de euros, lo que supone un aumento interanual del 19,4%. Se calcula que sólo el banco Santander posee reservas de efectivo con un valor de… 336.000 millones de dólares! Los impuestos efectivos que pagaron la banca y las energéticas en el año 2022 fue del 6,8% y el 4,6% respectivamente. Hay muchos más datos que muestran cómo los ricos y las grandes empresas se están haciendo cada vez más ricos, a costa de la mayoría, que se está empobreciendo.
Así las cosas, vemos cómo la catástrofe ha sido el producto del cambio climático, la criminal negligencia de los gobiernos pro-capitalistas, y también el criminal papel de los empresarios, empezando por los más grandes. Sin duda alguna existen en la sociedad los recursos para hacer frente a la situación en Valencia, pero la vasta mayoría están en manos de estos grandes burgueses. Por eso decimos: que la crisis la paguen los culpables, ¡que la paguen los grandes capitalistas! Si dicen que no pueden pagar, que sean expropiados sin indemnización bajo control obrero.
Volviendo a la cuestión en sí de los 10.600 millones ¿Quién asegura que este dinero, una parte sustancial de los cuales irán a las empresas afectadas, serán suficientes para reponer todos los daños? Podemos ver que será insuficiente, ya que por ejemplo sólo se otorgarán 60.000 euros en el caso de que se haya destruido la vivienda y sea irreparable.
Nos oponemos a que se rescaten con dinero público a las empresas grandes y medianas. Que asuman los costes con sus beneficios acumulados, que abran los libros de cuenta a sus trabajadores y muestren sus balances reales. Y si necesitan esas ayudas que sean nacionalizadas bajo control obrero.
Las grandes empresas y bancos deben hacer una contribución proporcional a sus beneficios reales hasta saldar el 100% de los daños, y si se niegan hay que exigir su nacionalización sin indemnización salvo a pequeños accionistas sin otros recursos, y bajo control obrero. Así podremos, además, utilizar sus cuantiosos recursos para planificar la economía en bases a las necesidades sociales de la clase trabajadora, la inmensa mayoría de la población
En cualquier caso, el paquete de ayuda pública parece un hecho. Sin dejar de agitar por lo anterior, proponemos que se forme un comité de representantes de los afectados y asociaciones vecinales de estas comarcas para que evalúen de manera independiente el valor de lo perdido. Los grandes sindicatos, como principales defensores de los intereses económicos de los trabajadores, tienen un papel importante que jugar en este sentido. También planteamos que dicho comité sea el órgano que controle la distribución de fondos y su ejecución. Sólo así se asegurará que se prioricen los intereses de la clase obrera ante los intereses de los empresarios.
El drama que estamos viviendo demuestra que no podemos confiar en las instituciones burguesas, que la clase obrera sólo puede confiar en sí misma. Mientras exigimos que las ayudas se distribuyan mediante el control organizado de la clase obrera, exigimos que la crisis la paguen los grandes burgueses. Lo más fundamental es la organización y toma de conciencia de nuestra clase. Para eso, se hace más urgente que nunca la construcción de un partido comunista revolucionario que pueda canalizar toda la frustración y rabia que se está acumulando contra el sistema para destruirlo.
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