Valencia: la ultraderecha trata de pescar en río revuelto

Desde que se pusieron de manifiesto los efectos catastróficos de la DANA en Valencia, la solidaridad y la autoorganización popular han llegado allí donde el Estado burgués ha fracasado miserablemente. La consigna “sólo el pueblo salva al pueblo” ha tenido su demostración en la práctica a lo largo de esta semana en los municipios afectados por la riada.

Pero, al mismo tiempo, al aluvión provocado por la DANA ha seguido un aluvión de bulos y agitación ultraderechista, tanto en redes sociales como en la televisión generalista, así como el intento de diferentes grupos ultraderechistas o abiertamente fascistas de infiltrarse o sustituir a los vecinos organizados. Frente a esta ofensiva de la ultraderecha, tenemos a unas direcciones de la izquierda patéticamente acobardadas e incapaces de entender el significado de acontecimientos como el Motín de Paiporta.

Intoxicación y agitación ultra

Desde el minuto uno de la tragedia, las cuentas y los canales de Telegram de la ultraderecha se pusieron a trabajar para aprovechar la situación. En todo momento la intención de estos grupos y grupúsculos, con los infames Estado de Alarma y Vito Quiles como principales exponentes, ha sido tratar de soslayar u ocultar la responsabilidad de la patronal en la catástrofe, minimizar la del gobierno autonómico del PP y cargar con todo contra el gobierno central, en lo que no es más que una continuación de la ofensiva sostenida contra éste que arrancó con la investidura de Sánchez y el anuncio de la Ley de Amnistía.

Esta campaña ha tenido su eco en la televisión generalista, no sólo por parte de los sempiternos tertulianos de derechas que anidan en los matinales de las principales cadenas. El caso más particular es el del programa Horizonte, de la cadena de Mediaset Cuatro, dirigido por Iker Jiménez. Ya hace años que Jiménez pasó de la crónica paranormal a la difusión de doctrina pseudocientífica y, como suele ocurrir, esta viene acompañada de posturas de extrema derecha.

En el caso de la DANA, Horizonte e Iker Jiménez en particular han difundido con denuedo el bulo, ya desmentido varias veces, de la presencia de un gran número de cadáveres en el aparcamiento del centro comercial Bonaire. Para más oprobio del programa de Mediaset, a la demostración de la falsedad de sus informaciones siguió la de la manipulación de uno de sus reporteros, fingiendo implicación con el simple expediente de llenarse de barro. Estas prácticas no son exclusivas de los canales o programas marginales de ultraderecha, pero la magnitud de la tragedia y la temperatura social en aumento los están obligando a, al menos tentarse la ropa antes de proceder a manipulaciones tan burdas, tanto a las cadenas privadas como, sobre todo, a la cadena pública.

¿Desembarco fascista en Horta Sud?

La extrema derecha y las escuadras fascistas de distinta denominación han tenido implantación en el área de Valencia al menos desde la conocida como Batalla de València durante la Transición. Los años 90, con la llegada del PP a la Generalitat y el ayuntamiento de la capital, fueron el punto álgido de este escuadrismo, ligado también al fútbol, que asesinó por ejemplo al militante de izquierdas Guillem Agulló en 1993. En la memoria reciente está también el ataque fascista a la manifestación del 9 d’Octubre de 2017, coincidiendo con la agitación ultra contra el Octubre Republicano catalán.

Por supuesto estos grupos han querido aprovechar los efectos de la DANA para exhibir su escaso músculo y para tratar de llevar adelante su agitación racista y xenófoba. Grupos como los Yomus, los ultras fascistas del Valencia C.F., afirman haber organizado “patrullas ciudadanas” para “evitar los saqueos”, en lo que no parece más que otro episodio de cacería del inmigrante o el rojo a las que nos tienen acostumbrados estos elementos. Otros grupos como Núcleo Nacional, una secta fascista de reciente creación y escasa presencia, presumen de estar organizando tareas de limpieza y reparto de ayuda, pero sólo para españoles.

Llama la atención la presencia, junto a estas escuadras, del no menos minúsculo grupo Revuelta, un grupo no menos ultra que los anteriores. Lo llamativo es que este grupo está ligado directamente con Vox, del que son en cierto modo sus juventudes. Vemos, de nuevo, una comunión de intereses entre la ultraderecha parlamentaria y las escuadras fascistas como la que ya se vio el año pasado en Ferraz, tratando esta vez de aprovechar el efecto en la conciencia de un acontecimiento tan brutal como el que ha vivido Valencia para llevar más allá la agitación contra el gobierno de Sánchez y contra las organizaciones obreras.

Sin embargo, el carácter de clase del movimiento generado en la Horta Sud no les está permitiendo cumplir sus objetivos, por mucho que se quieran colgar la medalla del Motín de Paiporta (de manera engañosa, como ahora analizaremos). No son más que unas pocas decenas de escuadristas absolutamente impotentes frente al movimiento de masas de la clase trabajadora que ha tomado en sus manos la limpieza y la ayuda mutua sin distingos de tipo nacional. Este movimiento se tiene que dotar de una organización que, entre sus muchas tareas, asuma la de identificar y expulsar a los elementos y grupos fascistas de los barrios y pueblos afectados.

¿Fue el de Paiporta un motín de la ultraderecha?

En la tarde del domingo 3, cuando se empezaron a digerir las imágenes del Motín de Paiporta, la mayor parte de los dirigentes y periodistas de la izquierda dieron por buena la versión de que había sido la ultraderecha la impulsora de las protestas contra la visita de los reyes, Sánchez y Mazón a la zona cero de la DANA. Y, ante esa perspectiva, estas damas y caballeros corrieron como gallinas asustadas a refugiarse detrás de los faldones del aparato del Estado y de la Corona. Sin embargo, si atendemos a la secuencia de los hechos y al testimonio de los vecinos, las cosas no se desarrollaron de esa manera.

Los vecinos, ocupados en las tareas urgentes de limpieza y ayuda, no tenían conocimiento de que se fuera a producir dicha visita y reaccionaron con indignación ante el despliegue de medios para la misma, indignación larvada tras cinco días de desastre y de inacción criminal. Quienes sí tenían conocimiento de la visita eran Estado de Alarma, que publicó en exclusiva los planes para la visita a Chiva, y los miembros del grupo afín a Vox Revuelta. ¿Por qué vía les llegó esa información? No lo sabemos.

Revuelta se atribuyó el asalto al coche de Pedro Sánchez y la agresión física, leve, sufrida por el mismo. De los detenidos estos días por estos hechos, lo que ha trascendido es que quien rompió los cristales del coche fue un vecino de Paiporta, de más de 40 años y sin vínculos con organizaciones políticas. ¿Miente la Guardia Civil o miente Revuelta? No tenemos razones para dudar de que el grupúsculo afín a Vox trata de ponerse medallas que no les corresponden y de instrumentalizar un movimiento espontáneo de la clase obrera.

Pero lo que más llama la atención es la facilidad con que los miembros de Revuelta pudieron acceder al rey de España, cómo se les abrió el cordón policial y con qué amabilidad fueron tratados por el monarca. ¿Algo orquestado? De nuevo, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que todos, corona, gobierno autonómico y gobierno central están tratando de que la situación no se les vaya de las manos y, sobre todo, que no se señale a la patronal y al sistema en su conjunto como responsables últimos de la tragedia.

El sábado 9 las masas pondrán su sello en los acontecimientos y desbaratarán cualquier intento de volver en falso a la normalidad. Y destrozarán también cualquier ilusión de la ultraderecha de arrimar el ascua a su reaccionaria sardina. La reacción es absolutamente impotente cuando las masas de la clase obrera se ponen en movimiento.