Contra la violencia machista, luchar contra el capitalismo

En lo que llevamos de 2024 ya son 40 las mujeres víctimas mortales de la violencia machista y 1.284 desde 2003 pero la violencia que sufrimos las mujeres va más allá de estas cifras, que solo tienen en cuenta la violencia sufrida en el ámbito de la pareja o la expareja.

Las mujeres sufrimos violencia en todos los ámbitos y en diferentes formas como consecuencia directa del sistema capitalista y patriarcal en el que vivimos, que nos oprime doblemente: como trabajadoras y como mujeres.

La brecha salarial, la precariedad laboral, el hecho de que seamos las mujeres quienes mayoritariamente nos cojamos las excedencias y reducciones de jornada para dedicarnos al cuidado de nuestros hijos y familiares dependientes y el peso de las tareas domésticas sobre nuestros hombros, nos mantiene a las mujeres de la clase trabajadora en una situación subalterna con respecto a nuestros compañeros.

¿El problema es la falta de denuncia?

Decía Ana Redondo, Ministra de Igualdad: «El problema que tenemos es, precisamente, de infradenuncia, por lo tanto, todas las mujeres que hayan sufrido cualquier tipo de agresión tienen que denunciar» o la vicepresidenta Yolanda Díaz: «Toca escuchar y acompañar a las mujeres que denuncian». De esta forma, desde las instituciones se da un mensaje peligroso a las mujeres: hasta que no denuncias no te podemos ayudar. ¿Pero y las víctimas que no denuncian? ¿Qué pasa con ellas?

La realidad es que denunciar no es tan fácil y que, a pesar de las dificultades las denuncias aumentan cada año, aún así el Estado burgués se muestra inútil para combatir esta lacra.

Para las mujeres de la clase trabajadora  lidiar con el miedo a las repercusiones para ellas y sus hijos no es sencillo. El hecho de no tener garantizada una alternativa habitacional o unos ingresos estables dificultan enormemente la tarea de salir de situaciones de violencia. También el miedo a que el agresor quede en libertad y/o pueda desobedecer impunemente medidas como órdenes de alejamiento o similar, sobre todo en el caso de víctimas con hijos. Más aún si le sumamos que todavía existe un cuestionamiento sobre la veracidad de la víctima, sobre todo en cuanto a agresiones sexuales, algo que vemos en ascenso con la amplificación a través de la redes sociales por parte de sectores de la ultraderecha.

Hay que actuar sobre las condiciones materiales sobre las que se sustenta la violencia machista / UL

Programa comunista y acción directa 

Las víctimas deberían contar con los recursos suficientes que garanticen un mínimo de seguridad. En este sentido, es necesario mejorar los dispositivos de urgencia y establecer un plan de vivienda y empleo garantizado para las mujeres que sufren violencia machista, sin necesidad de denuncia previa, para facilitar una salida inmediata a situaciones de violencia.

Al mismo tiempo hay que actuar sobre las condiciones materiales sobre las que se sustenta la violencia machista, es por ello que defendemos:

  • Igualdad retributiva.
  • Reducción de jornada a 30h/semana para facilitar la conciliación a trabajadores y trabajadoras y que no seamos las mujeres quienes asumamos las tareas domésticas.
  • Socialización de las tareas domésticas: al igual que la sociedad asume el trabajo de educación, sanidad, etc. que los servicios públicos asuman al 100% las tareas domésticas con profesionales.
  • Todas las mujeres al trabajo productivo fuera del hogar: el salario del ama de casa perpetúa su esclavitud y aislamiento, defendemos un subsidio por desempleo para mujeres y hombres de la clase obrera, eventualmente en situación de desempleo.
  • Escuelas infantiles gratuitas, además de comedores y lavanderías públicas a precio de coste en cada barrio.

Además de lo anterior debemos denunciar que las instituciones burguesas se muestran inútiles para erradicar la violencia machista. Es urgente la acción directa de la clase trabajadora a través de comités de lucha que garanticen la autodefensa y autoprotección de las mujeres ante casos de violencia machista.

La violencia machista es la expresión cruel y bárbara de la opresión que vivimos las mujeres dentro del sistema capitalista y patriarcal. Debemos organizarnos, junto a nuestros compañeros de clase, en la lucha por acabar con el capitalismo. Solo con una transformación socialista que acabe con la sociedad de clases y contra todo tipo de opresión podremos construir una nueva sociedad libre de violencia machista.

Contra la violencia machista y la opresión de la mujer trabajadora, ¡lucha por el comunismo!

PODCAST El fantasma del comunismo, episodio 8

25N: La lucha por eliminar la violencia contra la mujer

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