2014: Avanza la protesta social y la conciencia de clase

Editorial de Lucha de Clases Nº 15 – Conforme nos adentramos en la segunda mitad de la legislatura, vemos abrirse paso un cambio de ambiente en la clase obrera y demás sectores populares: más resuelto, firme y combativo. Está quedando atrás cierto fatalismo e impotencia que impregnaron el 2013, ante la imposibilidad de torcer las políticas reaccionarias del PP.

Huelgas indefinidas: un arma novedosa

Desde el otoño se han sucedido una serie de luchas y acontecimientos que, como jalones en el camino, han propiciado este cambio de ambiente: las huelgas docentes en Baleares contra el arrinconamiento de la lengua catalana y los recortes educativos; la heroica huelga indefinida en la factoría de Panrico en Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona), que continúa; la extraordinaria huelga de los trabajadores de la limpieza de calles y jardines de Madrid, que derrotó los planes de reducir salarios y despedir personal; la impactante toma por los trabajadores de las instalaciones de la Radio Televisión Valenciana, emitiendo durante un mes bajo control obrero …

A partir de estos acontecimientos, vimos desatarse decenas de luchas obreras defensivas en toda la geografía del Estado con la misma característica que las anteriores, inusual en el movimiento obrero de nuestro país: la huelga indefinida como medida de lucha. Y muchas de ellas, en condiciones difíciles de crisis económica y envalentonamiento patronal, están terminando en victorias, totales o parciales, paralizando despidos o recortes salvajes en los salarios.

Mientras que las cúpulas dirigentes de UGT y CCOO permanecen escondidas en sus despachos, los delegados de base de los sindicatos en estas empresas, y los trabajadores que arriesgan su futuro y el de sus familias, están dando una lección de cómo enfrentarse a la patronal.

El colofón de este proceso, por el momento – otro gran jalón en el camino – ha sido la maravillosa lucha popular del barrio obrero de Gamonal (Burgos), la primera gran victoria vecinal contra la especulación y corrupción urbanística por medio de la lucha de masas. Incluyó movilizaciones y asambleas diarias, fuertes enfrentamientos con la policía y detenidos, donde la juventud desempleada ha jugado el papel principal.

Una clase obrera más endurecida

Todo esto no ha caído del cielo. Forma parte del proceso de experiencias y de toma de conciencia de los trabajadores en esta fase de crisis orgánica del capitalismo español.

Entre 2011 y 2012 vimos las protestas de masas más multitudinarias desde la caída de la dictadura, incluyendo dos huelgas generales amplísimas y el extraordinario movimiento de los “indignados”. Pero estas movilizaciones, en general, transpiraban cierta “blandura” e ingenuidad, en la confianza de que la sola presencia masiva en las calles sería suficiente para detener los ataques del gobierno.

Pero la crisis es demasiado profunda. Las deudas de empresas, bancos y Estado son colosales. La burguesía y su gobierno no pueden dar ninguna concesión seria a menos que sientan la amenaza de un movimiento que se lo lleve todo por delante. Por eso, aquellas movilizaciones alcanzaron sus límites objetivos, en las condiciones dadas y sin una dirección consciente de adónde ir. En el 2013 hubo ejemplos notables de movilización popular, como el movimiento anti-desahucios, el sector educativo, y el sector sanitario en zonas como Madrid, pero la tónica general fue un declive de la movilización.

Mientras tanto, el descontento explosivo ha seguido acumulándose, conforme se extienden la sensación de impunidad por la corrupción de las instituciones del Estado y la insolencia del gobierno, cercenando las conquistas sociales y los derechos democráticos.

Ahora, la conclusión que empieza a asomar es: debemos luchar con la misma determinación que nuestros enemigos. Y no es casual. La reforma laboral del PP eliminó algunos instrumentos legales que frenaban u obstaculizaban las tendencias capitalistas más depredadoras en la búsqueda de beneficios. Ahora, multitud de empresarios están dando rienda suelta a esas tendencias para desmantelar las conquistas obreras anteriores y bajar los salarios un 10%, un 20%, y hasta un 40%. Bloqueados en el terreno legal, a los trabajadores sólo les está quedando la opción de jugarse el todo por el todo, lanzándose a la lucha más contumaz y tenaz, sin espacio para la queja fatalista. De ahí la proliferación de huelgas indefinidas.

Lo que vemos, por tanto, al inicio de este 2014, es a una clase obrera más endurecida y reflexiva, que sabe que se está jugando los cuartos, su vida y la de sus familias.

Consecuencias políticas

Ya hay consecuencias políticas claras de esta situación. El PP está fisurado, con pequeños desprendimientos a su derecha (Vox) y la migración de votos a los demagogos reaccionarios de UPyD. Su intención de voto se hunde en todas las comunidades, con más intensidad en aquéllas donde venía disfrutando de una mayoría incontestable desde hace 20 años o más (Madrid, Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia). El PP perdería hoy unas elecciones generales, superado por los votos conjuntos de PSOE e IU.

Ahora, el gobierno está sacando la peregrina conclusión de que potenciando su perfil más reaccionario, como en el tema del aborto, recuperará su base social. Justamente, lo opuesto es lo cierto. Es significativo que el diario El País títulara su Editorial del 2 de enero: “Crear problemas”, en referencia a la “innecesaria” crispación social que generará un proyecto reaccionario de reforma de la ley del derecho al aborto, que quedará reducido a la mínima expresión: en casos de violación, o de grave salud física o psíquica de la madre.

La economía en el 2014

El gobierno quiere consolarse (y consolarnos) diciendo que terminó la crisis y empieza a repuntar la actividad económica.

Aunque se detuvo el ritmo de destrucción de fuerzas productivas en la última fase del año, el PIB cayó un 1,2% en 2013, y se espera que crezca menos del 1% en 2014. Lo que tendremos, entonces, estará más cerca del estancamiento que del crecimiento. En estas condiciones ¿estaremos mejor este año en empleo, salarios, educación, sanidad, vivienda?

Es imposible avanzar un centímetro en estos aspectos sin terminar con las políticas de ajuste y reducción del gasto público social que privilegian el pago de la deuda. Pero ésta sigue creciendo. 2013 comenzó una deuda pública equivalente al 84% de la riqueza producida (PIB), 884.000 millones de euros, y terminó con una deuda equivalente al 94,2% del PIB, 965.000 millones de euros. Para finales de 2014 se prevé que alcance el 100% del PIB, 1,02 billones de euros. Por lo tanto, los recortes y la austeridad continuarán.

¿Y el desempleo? 2013 comenzó con una tasa de desempleo del 26% (5.965.400); y terminó con el 26,03% (5.896.000). El menor número de parados se debe a que la población activa disminuyó en 267.900 por la emigración. De manera que el paro real aumentó. Y para fines del 2014 el propio gobierno prevé una reducción marginal del desempleo, hasta el 25,9%.

La brecha de ingresos entre los directivos y los trabajadores sigue ensanchándose. Según el estudio de la escuela de negocios EADA y la consultora ICSA, los salarios de los directivos aumentaron un 6,9% en 2013, los mandos intermedios cayeron un 3,8% y los empleados un 0,4%.

Las empresas y bancos seguirán destinando el grueso de sus beneficios a desendeudarse, dedicando pocos recursos a la inversión. La concesión de créditos está en mínimos históricos. Así es imposible un crecimiento significativo de la economía española, en un contexto internacional, además, de estancamiento; porque la crisis es global.

No obstante, que después de 5 años de intensa destrucción de fuerzas productivas y empleo, haya un respiro temporal, aunque sea débil, con una pequeña reducción del desempleo, actuará de manera beneficiosa en la clase obrera, y creará mejores condiciones para reclamar y luchar, como ya estamos viendo, dando un impulso mayor a la lucha de clases.

Material combustible a punto de estallar

Las políticas de terrorismo económico desatadas contra las familias obreras desde el 2008 han situado al Estado español como el segundo país con más desigualdades de Europa, sólo por detrás de Letonia, según la agencia estadística de la Unión Europea, Eurostat. Mientras que en 1976, el presidente de la tercera entidad bancaria española ganaba ocho veces más que el empleado medio; hoy gana 44 veces más (El País, 5 de enero). Otro estudio reciente de la ONG Oxfam Intermón constata que los 20 españoles más ricos acumulan una fortuna de 77.000 millones de euros, más que los ingresos del 20 % más pobre de la población, ¡9 millones de personas!

Y según Cáritas, el número de españoles atendidos en sus servicios de acogida ha pasado de 370.000 a 1,3 millones en lo que va de crisis.

Todo esto significa que hay mucho material combustible acumulado, y la chispa – como anticiparon los sucesos de Burgos – puede saltar en cualquier momento. Incluso una derrota clara del PP en las elecciones europeas, que muestre abiertamente su debilidad y falta de base social, podría encender la mecha. Por lo tanto, todo el escenario está preparado para un salto en la conciencia y la lucha de masas este 2014.

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