Hay que nacionalizar el oligopolio eléctrico sin indemnización
Desde comienzos del año, y en medio del peor temporal de nieve en 50 años, el precio de la electricidad no ha parado de subir. El precio máximo, el segundo más alto de la historia, se alcanzó el viernes 8 de enero (94,99 euros/MWh) y podría superar los 100 euros en los próximos días. Hay que movilizarse por la nacionalización de este servicio tan esencial para la sociedad.
La organización de consumidores FACUA, denunció que, hasta mediados de enero, el precio de la luz había crecido un 35,8% con respecto al año pasado, lo que sitúa al Estado español entre los países europeos con la energía más cara. Sólo ENDESA, una de las patas del oligopolio eléctrico y antigua empresa pública luego privatizada, tuvo un aumento de beneficios del 38% en 2019. Iberdrola obtuvo un beneficio récord de 3.406 millones de euros en 2019. Naturgy, la antigua Gas Natural Fenosa, consiguió 1.400 millones de beneficios.Y esto coexiste con cortes de luz injustificados en multitud de barrios obreros, precisamente en los días más fríos del año.
La patronal ha justificado este aumento con argumentos falaces, diciendo que los precios se fijan en el mercado internacional, el cual se ha encarecido por la escasez temporal de gas, por tensiones en el mercado de emisiones de CO2, y por el efecto local de la escasa producción de renovables por falta de sol y viento.
Es falso que haya escasez. El sistema eléctrico español tiene una potencia instalada de 110 megavatios, de los que apenas se utiliza el 38%. Es justamente, esa sobrecapacidad instalada, fruto de la anarquía capitalista y del despilfarro de los directivos de estas compañías, lo que explica en parte las abultadas facturas que pagamos, pues se obliga a la población a costear instalaciones infrautilizadas para que sus dueños no tengan pérdidas.
Otra de las fuentes de ganancias de estos vampiros es que cobran el precio de la luz en base a la fuente de energía más cara en cada momento (sea gas, renovable, carbón o hidroeléctrica), aunque la mayor parte de sus fuentes de energía procedan de las más baratas.
En un artículo que escribimos hace 6 años explicamos en detalle todo el negocio fraudulento y corrupto del sector eléctrico, y nuestra alternativa socialista. (Leer: Nacionalizar las compañías eléctricas, bajo el control de los trabajadores y usuarios,18 de febrero 2014)
El ala PSOE del gobierno y la ministra de energía, Teresa Ribera, han pedido que no se haga “alarmismo” porque el aumento del recibo “solo son unos pocos euros”. Y tiene razón la ministra Ribera ¿qué problema puede tener ella en pagar unos euros de más con un sueldo neto de 6.000 euros mensuales, dietas aparte?
Claro está que «unos cuantos euros» en millones de recibos, resultan no menos de 100 millones de euros para los parásitos oligarcas de las corporaciones eléctricas, cada mes; que si se consolida en las facturas alcanzarían unos 1.200 millones de euros extras al año en beneficios, mientras millones de familias obreras tienen que pasar frío para ahorrar en calefacción.
Es falso que los precios de la electricidad estén obligatoriamente fijados por el mercado internacional por normativa europea. Es sólo un precio de referencia. Esto es una excusa conveniente para inflar los beneficios del oligopolio eléctrico privado español. De hecho, las comercializadoras de los ayuntamientos de Cádiz y Barcelona se han negado a incorporar esos aumentos en sus facturas.
La actitud de Unidas Podemos es bastante lamentable. De boquilla dicen que habría que nacionalizar ENDESA, una de las patas del oligopolio y antigua empresa pública privatizada. Pero se quejan amargamente que están en minoría en el gobierno y en el Congreso, y se quedan de brazos cruzados. Ni siquiera se plantean movilizar en la calle para presionar al gobierno. ¿Qué sentido tiene entonces que permanezcan en este gobierno? Si impotente es su queja, más impotente es su acción política.
Lo que más llama la atención de la actitud de los dirigentes de Unidas Podemos es su actitud abiertamente derrotista. En lugar de presentar batalla (“Vamos a seguir insistiendo con la nacionalización”, “pediremos una comisión en el Congreso sobre el negocio eléctrico”, etc.), ni siquiera guardan las formas y nos dicen que no se puede hacer nada, de manera que la dirección del PSOE lo tiene muy fácil para escurrir el bulto ante las familias trabajadoras.
Por supuesto, la derecha y la ultraderecha de PP; Ciudadanos y Vox están bien calladitos para no desairar a sus amos. Como única alternativa proponen reducir el IVA eléctrico, de manera que el Estado vea disminuir sus recursos pero no plantean tocar un euro de los beneficios empresariales.
Algunos en la izquierda, y también desde Unidas Podemos, plantean como alternativa la “regulación” del mercado, o hacer pequeños cambios en las facturas. Pero eso ya se hace, sin resultados. En el mejor de los casos, se reducirían los impuestos a percibir por el Estado mientras se deja intacta la parte de los beneficios que corresponden a las eléctricas dentro de la factura. Debemos hablar claro: si se tratara de ir más allá e imponer un precio máximo al precio de la luz, o se afectaran grandemente los beneficios de estos piratas, nos enfrentaríamos a un chantaje empresarial con el empeoramiento del servicio, con menos oferta de energía y menos inversión, hasta obligar al gobierno a retroceder.
Se mire por donde se mire, la única alternativa es la nacionalización de todo el oligopolio eléctrico sin indemnización –que ya bastantes millones se metió esta gente en sus bolsillos– bajo el control de los trabajadores del sector, con la participación de las organizaciones de usuarios y de los sindicatos.
La producción de energía es la base sobre la que se sustenta la sociedad y la vida elemental de las personas. No es como fabricar latas de sardinas. No puede estar sometida al interés privado de un puñado de ricos multimillonarios para enriquecerse y empobrecer a las familias trabajadoras. Más aún cuando muchas de estas empresas e instalaciones fueron públicas o construidas por el Estado, como ENDESA, instalaciones hidroeléctricas, tendido de cables de alta tensión, etc.
Liberado del grillete empresarial, sería posible reducir drásticamente el coste del suministro eléctrico, amputando de raíz las millonarias ganancias que se apropian sus actuales dueños parásitos. Eso permitiría reducir significativamente el precio de las facturas al coste exacto del suministro, y volcar al sistema las inversiones necesarias para modernizar y adecuar la producción a las necesidades reales de la producción y de la sociedad.
Unidas Podemos y demás organizaciones de izquierdas, los sindicatos y Plataformas vecinales deberían organizar una amplia movilización en la calle para exigir esta nacionalización. La Plataforma Vecinal Barrios Hartos de Sevilla, donde los camaradas de Luchas de Clases participan activamente, tomó la iniciativa el lunes 11 de enero de convocar una concentración de protesta, siendo la única iniciativa tomada hasta ahora. Estas iniciativas pueden y deben extenderse a todo el Estado. Hay un deseo ardiente de luchar contra esta situación. Sólo hace falta voluntad y decisión de llevarlas adelante en quienes tienen la mayor responsabilidad en la izquierda y el movimiento vecinal.
Leer también:
https://elcomun.es/2021/01/12/movilizacion-contra-la-subida-de-la-luz-en-sevilla/
https://www.elsaltodiario.com/pobreza-energetica/protestas-subida-factura-luz-cortes-sevilla
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