«HIND’S HALL» de Macklemore, música contra el genocidio
Tras el inicio de las acampadas en solidaridad con el pueblo palestino, el rapero estadounidense Macklemore nos dejó un retrato vivo de la pugna entre los intereses imperialistas de la clase dominante y la solidaridad natural de los estudiantes y trabajadores alrededor de todo el mundo, y de la impasividad de otros artistas. No es casualidad que la canción cuente con más de una decena de millones de reproducciones en las distintas plataformas de música, aparte de por la relevancia del artista en el panorama internacional, por la tremenda indignación que provoca el genocidio.
Los marxistas celebramos toda acción en líneas revolucionarias, y somos conscientes de que el arte es un potente medio de difusión de las ideas; pero también sabemos de sus limitaciones, pues no es fácil plasmar una cuestión compleja con las restricciones de una canción. Tampoco nos conformamos con ser meros observadores de los acontecimientos, sino que jugamos un papel activo en la transformación y evolución de la sociedad.
En este sentido, aunque pensamos que esta acción honra al músico original de Seattle (frente al silencio incomprensible del resto del gremio), vemos necesario un análisis más profundo del conflicto, pues solo podemos obtener la cura a una enfermedad tras un diagnóstico preciso. En “Hind’s Hall”, el rapero deja algunas pinceladas, tanto del problema, como de la solución: el Estado burgués defiende los intereses economicistas de una minoría dominante frente a los de una aplastante mayoría, y por ello existen sus brazos ejecutores – fuerzas (represivas) “de seguridad” del Estado – y los grandes medios de comunicación controlados por el capital; frente a tal descaro, y con tal acumulación de tensión por los ataques constantes a las condiciones de vida de la clase trabajadora, la lucha organizada y unificada a nivel internacional es el único camino para revertir la situación.
Los interesados en que el conflicto avance y sus aliados en los distintos gobiernos promueven la división en líneas religiosas o étnicas; esto, irónicamente, es algo en lo que cae y a la vez combate Macklemore en esta obra – aunque el racismo es una triste realidad, existen opresores y oprimidos de todas las razas en el mundo – y estas luchas no cesarán hasta que acabemos con esta división, aceptando la diversidad como riqueza, y entendiendo que las peores consecuencias las pagamos siempre las capas bajas
Además, las protestas aisladas han conseguido algunas concesiones por parte de las universidades o gobiernos, pero es evidente que no han frenado la masacre. No tiene sentido que una universidad en occidente rompa relaciones con una israelí si una empresa del mismo territorio continúa surtiendo de armamento u otros medios al régimen israelí.
Solo la cooperación de estudiantes y trabajadores a nivel internacional, con una línea de acción conjunta y firme, puede combatir la miseria que generan este sistema y sus cabecillas, y solo una unión de repúblicas socialistas árabes pondrá fin al sufrimiento al que son sometidas las masas en Oriente Medio.
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