Incendio de Campanar (Valencia): una tragedia provocada por la especulación
El pasado 22 de febrero se produjo un grave incendio en un complejo residencial de 138 viviendas en el barrio de Campanar, en la ciudad de Valencia. El trágico suceso se cobró la vida de 10 personas, provocó 15 heridos y puso en peligro la vida de los cerca de 450 residentes del complejo. Entre esos heridos se encuentran varios bomberos, que casi pierden la vida en acto de servicio. Al parecer, el fuego se inició sobre las 17:30 de la tarde en la séptima planta de uno de los edificios, y en cuestión de media hora se había extendido enormemente en todas las direcciones. Aproximadamente dos horas después, las llamas ya ocupaban gran parte de las dos torres que alojaban las viviendas del complejo.
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Constructoras: el peligro de dejar la vivienda en manos privadas
Detrás de la construcción del complejo están la firma Fbex y el promotor Juan Parada Henares. Las obras comenzaron en el año 2005, en plena burbuja inmobiliaria, y acabaron en 2008. Un par de años después, Fbex quebró, dejando una deuda de 500 millones de euros con entidades de crédito y 27,7 millones con las administraciones públicas. Las viviendas del complejo incendiado en Campanar se promocionaron en su momento como “edificios vanguardistas y singulares”. Todo apunta a que su única singularidad fue que, con tal de abaratar costes, se utilizaron materiales inadecuados que permitieron que el incendio fuera tan virulento.
Estado e instituciones: ineficaces para resolver los problemas que engendran
Mucho se ha hablado del incendio de la torre Grenfell, ocurrido en Londres el año 2017. Aquel incendio se llevó por delante a 72 personas, y la forma en que se produjo recuerda enormemente a lo ocurrido recientemente en Valencia. El trágico suceso motivó un cambio en la normativa europea, provocando la prohibición del poliuretano, material que fue empleado en la estructura de aquel edificio. Aunque parece que no es el caso, también se sigue argumentando desde ciertos sectores que un mayor control sobre los materiales usados en la construcción, así como una legislación más estricta, ayudarían a evitar sucesos similares en el futuro. Pero esto es irreal.
Incluso si en España se prohibiera el poliuretano y los materiales que se usaron en el complejo residencial de Campanar (que aún están por descubrir), los edificios que ya están construidos con estos materiales no van a derruirse. Por otro lado, si de verdad se considera que la seguridad en la construcción de las viviendas es un tema prioritario, en vez de desperdiciar tiempo y recursos en que el Estado ponga un vigilante en cada obra y cada empresa, sería más fácil expropiar a los bancos y fondos buitre y distribuir las viviendas entre la población. España es el país del mundo con más viviendas deshabitadas en relación a su población.
Control obrero de la vivienda, única solución
La única forma de prevenir sucesos como el incendio de Campanar es poner los medios de producción al servicio de la mayoría. Eso implica, en la realidad actual, la toma del poder por parte de la clase trabajadora, organizada de forma independiente y apoyada en las ideas comunistas, las únicas nacidas de las reflexiones más elevadas del movimiento obrero en su corta pero intensa historia. Solo cuando la vivienda esté bajo control colectivo podremos aspirar a convertirla en algo universal, gratuito y de calidad. Mientras, estamos sujetos a los designios de especuladores y rentistas cuyo único interés es el beneficio propio.
¡No a la vivienda en manos privadas!
¡Por una vivienda universal, gratuita y de calidad!
¡Por el control obrero de los medios de vida!
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