La hipocresía del gobierno de Sánchez en el conflicto de Oriente Medio
Editorial del número 109 de Lucha de Clases – En la época de decadencia del sistema capitalista, la clase dominante y los políticos burgueses se esfuerzan por defender su sistema con fuertes dosis de hipocresía y cinismo. El gobierno español, encabezado por Sánchez, no es una excepción.
Pese a autotitularse como “el gobierno más progresista de la historia”, en política interna Sánchez prometió la derogación de la reforma laboral, para sólo retocarla; prometió mejorar la situación de los pensionistas, pero ahora tendremos que trabajar más años y recibir menos prestaciones. La lista es larga y se acumula: vivienda, ley mordaza, precariedad, servicios públicos en crisis, etc. Esto se corresponde igualmente con su política exterior.
Como es bien sabido, la guerra en Ucrania enfrenta al imperialismo occidental, dirigido por EEUU, contra el imperialismo ruso. Desde el primer minuto, Sánchez apoyó el envío de armas a Ucrania y las sanciones a Rusia, porque Putin invadió un país soberano y “rompió las leyes internacionales”. Sin embargo, el genocidio en Gaza, la invasión del Líbano, los ataques a los cascos azules y las constantes provocaciones de Netanyahu, hacen difícil sostener el relato de “buenos contra malos”. Al fin y al cabo, este último también es considerado un criminal de guerra por la Corte Penal Internacional.
Sánchez es consciente de esta contradicción. Por eso, en la cumbre de la OTAN del pasado mes de junio, se refirió a esta situación como “una doble vara de medir”. Coincidimos. Entonces, le preguntamos: ¿no es también “una doble vara de medir” mantener desde el gobierno la compraventa de armas con el sionismo? El gobierno español vendió armas a Israel hasta abril de este año (últimos datos públicos), y le ha continuado comprando armas hasta el día de hoy por un valor de 1.000 millones de euros. ¿Dónde están las sanciones económicas, condenas y amenazas políticas a Netanyahu, como se hizo con Putin y Rusia? No existen ni se aplicarán: Israel es un aliado clave del imperialismo occidental, mientras que Rusia es uno de sus principales rivales.
Es más, Sánchez ha sostenido “el derecho de Israel a defenderse” desde el primer momento. En la misma cumbre de la OTAN, hasta ahora, Sánchez no ha condenado la invasión israelí del Líbano (!) ni su boicot a los intentos de llegar a un alto el fuego. Pero la verdad es que sin el apoyo militar, económico y diplomático de EEUU a Israel, el sionismo no podría continuar por mucho tiempo su genocidio en Gaza y su agresión imperialista en la región.
Cuando, a principios de octubre, Irán respondió a las graves y constantes provocaciones de Netanyahu con un ataque de misiles, Sánchez no perdió ni un segundo en condenarlo y culpar a Irán por el peligro de una escalada bélica en la región. Sin embargo, todavía esperamos la condena, con la misma contundencia, de la invasión israelí del Líbano, o de todos los crímenes de guerra cometidos por el sionismo.
En las raras ocasiones que se atreve a criticar a Israel, es extremadamente cauto: se “preocupa” por los bombardeos en el Líbano, y emplaza a “la comunidad internacional” a moverse “ante la masacre convertida, por desgracia, en rutina.” ¿No será esta comunidad internacional la misma que envía armas y dinero, y apoya diplomáticamente a Israel? ¿“La masacre convertida en rutina” no será el producto de las armas vendidas, o del dinero obtenido por la venta de armas, y del apoyo político a Israel “para defenderse”?

Exigimos al gobierno romper relaciones diplomáticas, comerciales y de todo tipo con Israel. Pero no confiamos en Sánchez ni en su gobierno para que haga esto por voluntad propia / Pablo Castaño, Twitter
Ahora Sánchez propone un embargo de armas de la UE a Israel. ¿Por qué sólo ahora? Porque Netanyahu se ha pasado de la raya y ha atacado cuarteles de la ONU en el Líbano, exponiendo la impunidad de Israel precisamente como producto del apoyo incondicional del imperialismo occidental.
Exigimos al gobierno romper relaciones diplomáticas, comerciales y de todo tipo con Israel. Pero no confiamos en Sánchez ni en su gobierno para que haga esto por voluntad propia. Sólo confiamos en nuestras propias fuerzas, en el potencial de lucha de la clase obrera y la juventud.
El contexto actual se hace más urgente que nunca construir el partido revolucionario capaz de ganar a la mayoría de la clase obrera y la juventud, organizarla y dirigirla hacía la toma del poder, para así acabar con la podrida hipocresía de la burguesía y sus políticos, con las guerras capitalistas y el imperialismo.
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