Los problemas generados por el turismo bajo el capitalismo y la alternativa socialista

En 2023 el Estado español recibió más de 85 millones de turistas procedentes del extranjero, una cifra récord. Más allá de las consecuencias positivas que, a corto plazo, nos presentan para la economía, estas cifras del sector tienen un impacto negativo en toda una serie de aspectos (empleo, vivienda, patrimonio…), por cómo están organizadas las actividades turísticas bajo el capitalismo. Por ello ha estallado una oleada de manifestaciones masivas en varias ciudades de las Islas Canarias y otras ciudades del Estado.

Una economía basada en el turismo

El origen de la orientación de la economía española hacia el turismo se remonta al franquismo. En los años 50, los puertos españoles comenzaron a recibir los modernos transatlánticos con miles de turistas procedentes de Norteamérica y el norte de Europa. Durante los 60, con la mecanización del campo, la clase trabajadora en regiones como Andalucía se vio abocada a la emigración o al desempleo. La débil burguesía invirtió entonces en sectores como la construcción y el turismo. Se creó la Dirección General de Turismo, que impulsó inversiones, tanto públicas como privadas para la atracción de turistas extranjeros. Así, ciudades como Barcelona, Donostia-San Sebastián o Benidorm, fueron haciéndose un hueco en la esfera del turismo europeo y otras localidades fueron directamente creadas con la intención de atraer a los turistas con mayor poder adquisitivo, como Puerto Banús en la costa Marbellí.

La dependencia del turismo condena a centenares de miles de jóvenes a trabajar de por vida cobrando un salario mísero con jornadas laborales interminables / Dominio público

Los Gobiernos posteriores a La Transición profundizaron en esa línea ascendente de desarrollo del turismo como sector clave en la economía española. En los 80, con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, son las principales potencias europeas las que absorben la industria y el papel reservado a la economía española es el de lugar de destino de los turistas europeos y el desarrollo aparejado del sector servicios, con la hostelería a la cabeza. El pasado año 2023, el sector turístico alcanzó la cifra del 12,8% del PIB español. Y la previsión para 2024 supera el 13%. En verano de 2023, el sector de la hostelería alcanzó la cifra récord de 1,9 millones de empleados.

Esto podría ser interpretado como una noticia positiva en un país con una tasa de paro del 12,8%. Pero, siendo críticos, la realidad es que no son cifras que correspondan a algo coyuntural, sino a una situación estructural, que condena a centenares de miles de jóvenes, muchos de ellos incluso con alto grado de formación, a trabajar de por vida cobrando un salario mísero con jornadas laborales interminables. Si ya de por sí los convenios colectivos del sector no recogen condiciones laborales muy buenas, mucho peores son las condiciones reales. La fragmentación del sector en pequeñas empresas y la poca presencia sindical hace que la mayoría de empresarios se atrevan a rebajar por mucho los convenios. Esto se ve agravado por la poca combatividad de los sindicatos mayoritarios, altamente burocratizados.

Impacto en el Patrimonio y el medio ambiente

Se estima que el turismo es responsable de alrededor del 8% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial (principalmente proveniente del transporte), y en países muy turísticos, casi se duplica. El simple caminar de millones de personas también degrada determinados parajes naturales singulares, como el Torcal de Antequera. La construcción de infraestructuras también puede dañar gravemente los distintos ecosistemas, como en el escandaloso caso del Hotel Algarrobico, en Carboneras (Almería), donde no se respetó la ley de costas.

Por otro lado, no debemos olvidar, que además de la destrucción del medio ambiente, también se provoca un deterioro en el patrimonio cultural e histórico. Hay casos en los que la mera presencia del ser humano contribuye a este deterioro. Como los suelos de la Alhambra, o la cueva de Altamira, cuya temperatura estándar es de 13,8º, pero donde la presencia del ser humano la eleva e introduce microorganismos y aumenta la cantidad de CO2, por lo que las pinturas rupestres se degradan.

El impacto en la vivienda

La proliferación de los apartamentos de uso turístico ha provocado en los últimos años una burbuja mundial del alquiler / Twitter

Como ya hemos analizado en otros artículos, la proliferación de los apartamentos de uso turístico ha provocado en los últimos años una burbuja mundial del alquiler. En muchas de las principales capitales del mundo los alquileres han subido porcentajes vertiginosos del 40%, 50% o incluso el 60% en pocos años. Los fondos buitre y grandes inmobiliarias compran edificios enteros, no sólo en el centro de las ciudades, sino ya también en barrios periféricos y suben los precios, provocando una subida general de los precios. Esto acaba por expulsar a los vecinos de toda la vida, que después de décadas viviendo en sus casas, se ven obligados a mudarse a zonas más baratas. Es el llamado proceso de ‘gentrificación’. Este fenómeno tiene consecuencias también en la economía de los barrios, de los que desaparecen los pequeños comercios de toda la vida y son sustituidos por conocidas franquicias de restauración, comida rápida, etc.

Esto, sumado al hecho de que a menudo se fomenta también un turismo de fiesta en la calle, alcoholismo, suciedad, etc.; provoca lo que actualmente se conoce como turismofobia (mala recepción de turistas y conflictos por parte de los lugareños). Pero no son los turistas los principales responsables de esta situación. No es una cuestión meramente individual, sino que es algo sistémico, inherente al capitalismo, ya que promueve valores individualistas, egoístas y de desconsideración; en lugar de la solidaridad, la empatía y el sentimiento de colectividad, para evitar así, que la clase obrera cree lazos y redes que la hagan más fuerte.

Movilizaciones y reivindicaciones

En las islas Canarias, una de las zonas más afectadas por los efectos del turismo, el 34% de los canarios están en riesgo de pobreza y la tasa de desempleo a finales de 2023 era del 17%. El pasado mes de abril, decenas de miles de personas se manifestaron en las ocho islas, bajo el lema “Canarias tiene un límite”, contra un modelo turístico que prioriza las ganancias de los empresarios a costa del bienestar de los residentes. Reivindicaban un modelo turístico que tenga en cuenta el impacto ambiental y que no repercuta negativamente en las condiciones de vida de la clase trabajadora. Este evento histórico ha tenido impacto en otras zonas del Estado: Málaga, Barcelona, Mallorca, etc. También a nivel internacional (Berlín, Londres…) ha habido protestas contra este modelo turístico capitalista.

Nosotros como comunistas, aplaudimos gratamente estos movimientos, pero pensamos que el movimiento debe extenderse aún más y crear un frente único con todas las organizaciones sociales y de izquierdas dispuestas a luchar por estas reivindicaciones. Debe servir para unir al movimiento obrero, puesto que se trata de una cuestión vital.

La alternativa socialista

El movimiento debe extenderse aún más y crear un frente único con todas las organizaciones sociales y de izquierdas / Disruptiva

No podemos saber con exactitud cómo sería el modelo turístico de una sociedad socialista avanzada. Pero lo que sí podemos saber es que no se impondría el interés individual de ningún individuo sobre el interés colectivo por un trabajo digno, una vivienda, un barrio tranquilo que permita el descanso y el uso del espacio público, la conservación de nuestro patrimonio cultural y medioambiental, etc.

En una escalada de estas y otras protestas (por los servicios públicos, el salario, el fin de las guerras, etc.), la clase obrera podría exigir la nacionalización y control de la economía, y con ésta el fin del mercadeo criminal de la vivienda que la burguesía hace de este bien de primera necesidad; acabar con esta explotación laboral impune e iniciar la tarea de la construcción del socialismo.

Tampoco podemos predecir cuánta gente querrá viajar en una sociedad socialista. Pero sí podemos predecir que se acabará la ansiedad por tomar “una escapada” (de este sistema capitalista insufrible) cada cierto tiempo. La gente viviría mucho más feliz, sin esta necesidad ansiosa de viajar de manera muchas veces frívola. No obstante, los comunistas nunca nos opondremos a la curiosidad por viajar y conocer el mundo, la historia; por visitar otros continentes y contemplar y admirar las maravillas de nuestra geografía. Pero nunca se haría de un modo destructivo, sino armonioso con la naturaleza y otros pueblos hermanos. Hoy día ya existen réplicas de determinados monumentos históricos, tenemos la realidad virtual, etc. Sin la constricción del capitalismo, el ser humano tendrá a su alcance una incalculable cantidad de alternativas respetuosas con la vida y la naturaleza. Como decía Trotsky, “La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente”.

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