Ni nativos ni extranjeros: por la humanidad socialista
La cuestión de la inmigración es uno de los puntos fundamentales de toda la situación social y política a nivel mundial. No en vano, es la bandera que sujetan todos los reaccionarios del mundo para dividir a la clase trabajadora y perpetuar la dominación de los poderosos.
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Inmigración: capitalismo responsable
Las causas últimas de la inmigración son dos, y residen exclusivamente en el sistema económico capitalista imperialista. Por un lado, el carácter internacional del capitalismo. Como cualquier mercancía, el desarrollo capitalista e imperialista implica la movilización internacional de la fuerza de trabajo, los trabajadores asalariados, sea por voluntad propia o forzada por las oportunidades de trabajo. Igual que se ve como algo natural que las materias primas o determinadas piezas de un coche o de un ordenador viajen miles de kilómetros para ser utilizadas productivamente o ensambladas en un país determinado, lo mismo debe ser con los trabajadores inmigrantes. La segunda causa es la pobreza, el saqueo, las guerras y los desastres naturales causados por el imperialismo en África, Asia o América Latina.
En el caso del Estado español, a fecha de 1 de octubre de 2024, según el Instituto Nacional de Estadística, había 9,19 millones de personas nacidas en el extranjero; esto es el 18,52% de la población española. Aunque se tiren de los pelos por esto, nuestros racistas hispanos olvidan que hay también 2,9 millones de españoles emigrados en el extranjero, supuestamente “quitándoles” el puesto de trabajo a los nativos de otros países.
En los últimos 25 años, la población de origen extranjero se ha disparado aquí, un fenómeno global que expresa la internacionalización cada vez más intensa de la economía mundial. Solo en la Comunidad de Madrid residen legalmente más de 1 millón de latinoamericanos. Por zonas de origen, residían en el Estado español más de un millón de marroquíes, 3 millones de latinoamericanos, medio millón de rumanos, 200.000 ucranianos, 1,1 millones de europeos occidentales, medio millón de subsaharianos, entre otros.
Mano de obra barata
Como está ocurriendo en los países ricos, mientras en el discurso oficial criminalizan a los inmigrantes, por detrás fomentan su llegada para ocuparlos en los nichos laborales peor pagados y más explotados y así extraerles una plusvalía extra, y también por la necesidad de mano ocupada ante el envejecimiento de la población nativa. Así se ahorran, además, años de alimentarlos y de darles instrucción básica, media o superior para formarlos como trabajadores.

El 47,5% de los trabajadores extranjeros no alcanza a ganar el SMI / El Confidencial
Es llamativo que, hasta el tercer trimestre del año 2024, el 85% del empleo creado haya sido de extranjeros o personas con doble nacionalidad, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Estos trabajadores inmigrantes representaron más del 50% del empleo creado en hostelería, comercio y construcción, los más precarizados y peor pagados, que es la base del carácter endeble y parasitario del desarrollo capitalista español.
En 2023 (últimos datos disponibles de la Agencia Tributaria), el salario medio bruto en España era de 23.981 euros. Sin embargo, mientras que el salario medio bruto de los nativos españoles era de 27.679 euros anuales, el de los trabajadores extranjeros era de 18.647 euros, un 32,7% menos. Y el 47,5% de los trabajadores extranjeros no alcanza a ganar el SMI.
Si ya la situación de la mujer obrera, en general, es difícil, esta alcanza los peores niveles de opresión en el caso de las trabajadoras inmigrantes. Aquí, según la misma fuente, ganaban de media 15.007 euros, frente a los 22.155 euros de las españolas nativas, casi un tercio menos.
La derecha solo tiene un campo donde lo tienen más fácil para instilar su demagogia reaccionaria, como es la cuestión de la inmigración de origen africana (magrebí y subsahariana) y las mentiras sobre la delincuencia. Esto último es muy fácil de rebatir. Mientras que en 2003, con 42 millones de habitantes y 1,6 millones de inmigrantes con permiso de residencia, hubo en España 567 homicidios intencionados; 20 años después, en 2023, con 48 millones de habitantes y 2,9 millones de migrantes, la cifra ha sido de 336 homicidios intencionados. Realmente, la tasa de homicidios intencionados en España se ha reducido a menos de la mitad en 20 años, de 1,3 a 0,61, y el resto de delitos también se han reducido excepto los sexuales. [1]
El drama de la inmigración “ilegal”
El capitalismo es horror sin fin. Actualmente, existen 120 millones de personas desplazadas en todo el mundo de sus zonas de origen, solo por la guerra. Solo el conflicto en Sudán ha provocado casi 11 millones de personas desplazadas forzosamente de sus hogares en 2023, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Igualmente de sangrante aún, en 2024, un total de 10.500 africanos han muerto en su intento de llegar a las costas españolas, según el último informe de Caminando Fronteras. Esta cifra supone una media de casi 30 al día y un incremento del 58% respecto al año anterior, según los datos de la organización. Asimismo, la llegada de migrantes “irregulares” ha marcado un récord histórico en España: han llegado más de 57.700 personas, un 14,3% más que en 2023. Ya en 2023 los 6.618 muertos casi triplicaban los registrados un año antes. Respecto a este año, el organismo subraya que del total de personas que perdieron la vida, 421 eran mujeres y 1.538 niños o adolescentes. Asimismo, recalca que la ruta Atlántica hacia las islas Canarias «se mantiene como la más letal a nivel mundial», con 9.757 víctimas, es decir, el 93% del total. Además, 131 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro, con todos los inmigrantes que llevaba a bordo. La omisión del deber de socorro que defienden la ultraderecha y la mayoría de gobiernos europeos es la causa de este aumento. Según esta ONG, «la falta de activación oportuna de los protocolos de rescate y la escasez de recursos en las operaciones de salvamento han incrementado las muertes».
Incluso, los inmigrantes “ilegales” que consiguen burlar la vigilancia policial, una vez en territorio español, son sometidos a la más brutal explotación, sobre todo en la agricultura, o malviven del comercio irregular en las grandes ciudades sometidos al acoso policial permanente. El último caso sangrante de esto fue el de Mamouth Bakhoum, senegalés de 43 años, que murió ahogado al lanzarse al río Guadalquivir mientras huía de la Policía Local de Sevilla, tratando de salvar sus pocas mercancías que vendía en la calle.
Contra la propaganda racista
Debemos añadir que la propaganda venenosa de la extrema derecha tiene sus límites en la medida que una parte sustancial de la clase obrera de procedencia inmigrante se funde cada vez más con la clase obrera nativa. El único campo donde aún pueden encontrar un eco es en la inmigración de origen subsahariana y magrebí, que al estar más criminalizada oficialmente, los hechos que les afectan son más fáciles de manipular. Pero esta es una base muy débil para construir un verdadero movimiento de masas reaccionario.

Desde la OCR estamos a favor de la regularización inmediata de cualquier persona inmigrante, legal o “ilegal” / UL
Desde la OCR estamos a favor de la regularización inmediata de cualquier persona inmigrante, legal o “ilegal”. Debe tener residencia legal inmediata y acceso gratuito a la sanidad, educación, al trabajo, así como a cualquier otro derecho social, vivienda, sindicación, etc., en las mismas condiciones de una persona nativa.
De la misma manera, cualquier inmigrante debe tener acceso a la nacionalidad si así lo pide, independientemente de su tiempo de residencia en el país. Dotar de derechos políticos, comenzando por la nacionalidad, a cientos de miles de trabajadores inmigrantes –muchos de los cuales llevan años viviendo en nuestro país, en condiciones de explotación extrema en muchos casos– es absolutamente vital para terminar con el “apartheid” social y político de una masa trabajadora fundamental para la actividad económica y la vida social. Esta marginación política es lo que facilita una mayoría artificial de la derecha en zonas como Madrid, o los litorales andaluz murciano y levantino, donde estos trabajadores inmigrantes sin derechos políticos constituyen un porcentaje de la población que oscila entre el 15% y el 70%, en algunas poblaciones.
Los comunistas luchamos por un mundo sin fronteras, sin nativos ni extranjeros, libre de toda explotación. Mientras que la economía, la cultura, la tecnología, el deporte y el ocio tienen un carácter global y cosmopolita, el capitalismo se aferra a los viejos Estados-nación que hace tiempo comenzaron a jugar un papel reaccionario igual que la propiedad privada de los medios de producción. Debemos barrer todas estas trabas que se oponen al avance humano y luchar por un mundo socialista.
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