This War of Mine: Los videojuegos como herramienta para llamar a la lucha de clases

Los videojuegos no aportan nada y solo provocan adicción. O al menos eso dice gran parte de la población, especialmente la generación más mayor. Tal vez tengan razón; muchos videojuegos son máquinas tragaperras disfrazadas de las temidas microtransacciones, con colores y sistemas de progreso que enganchan sobre todo a los más pequeños.

¿Pero qué pasa con todo lo demás? Si consideramos como arte la música, la literatura, la  fotografía, el dibujo… ¿No tiene un videojuego todo eso, con el añadido de innumerables horas de diseño y programación? Al fin y al cabo, es un canal más a través del que contar una historia, como bien podría serlo una película, un libro, una serie o una canción, aunque la sociedad aún no lo haya asimilado del todo.

Existen libros que son fascinantes y los hay que son una pérdida de tiempo. Y cuando la humanidad empezó a dejar registro de las historias por escrito, mucha gente se mostró reacia a ello porque afirmaban que se perdería la magia y la tradición de contarlas boca a boca. Podemos ver un gran ejemplo de este suceso en Fedro de Platón, en el que el rey Thamus dice: 

«Este invento (la escritura) producirá olvido en las almas de quienes la aprendan, porque no ejercitarán la memoria; confiarán en los caracteres escritos y recordarán desde fuera, por medio de signos extraños, y no desde dentro, por sí mismos.» 

Los patrones se repiten con los nuevos recursos que surgen para dar vida a la imaginación humana. Es solo miedo, desconfianza y negacionismo a los avances tecnológicos de cada momento de la historia lo que causa ese rechazo.

Con los videojuegos, al igual que con todos los medios de cultura, podemos encontrar las mejores obras con los productores más pequeños. En este artículo vengo a hablar de This War of Mine (o TWoM), desarrollado en 2014 en Polonia por 11 Bit Studios y que a más de un jugador le ha hecho replantearse el funcionamiento del sistema actual.

Llegados a este punto, los lectores habréis leído la palabra “war” y probablemente estéis pensando en el típico juego de guerra, en el que interpretas a un soldado estadounidense defendiendo la libertad, normalmente asesinando musulmanes y soviéticos (y de vez en cuando nazis) a sangre fría. Es normal pensar esto, ya que actualmente la industria del videojuego, como todo el sector de la cultura, está atravesada por las relaciones de producción e ideología dominante, que adoctrina reproduciendo los valores del capitalismo y el imperialismo. Pero no más lejos de la realidad, This War of Mine nos pone en la piel de los civiles atrapados en una ciudad asediada, haciendo lo posible por llevar algo de comida y medicinas a casa. Es una buena obra cultural usada para la crítica y la reflexión.

(A su hija) ¿Por qué no cuidas de él (un peluche) mientras Papá cuida de ti?

La trama se desarrolla en el conflicto entre los países ficticios de Graznia y Vysenia, en el este de Europa. Más concretamente, todos los acontecimientos transcurren en la ciudad de Pogoren. Aunque el juego no lo dice explícitamente, los fans asumieron por el contexto que está ambientado en el sitio de Sarajevo durante la guerra de Yugoslavia; cuando los civiles (que, recordemos, son los trabajadores) no podían salir de casa a plena luz del día porque los tejados estaban infestados de francotiradores.

El jugador maneja a un grupo de civiles atrapados, normalmente tres. La partida comienza en un refugio deprimente que se cae a trozos. El juego da un breve contexto y deja al usuario a su suerte para sobrevivir tantos días como pueda, con la esperanza de ver el alto el fuego. Durante el día, mientras suena una triste guitarra acústica, no pueden salir si no quieren acabar como un colador. Por eso deben quedarse dentro, intentando hacer el refugio más habitable con lo poco que encuentran. Tendrán que usar la basura y los muebles rotos para construir unas camas incómodas o una estufa no muy efectiva.

Cuando cae la noche, los estómagos rugen. Uno de los personajes tiene la opción de salir a la ciudad entre las sombras para buscar algo de comer y cualquier cosa que pueda ser de utilidad en ese lugar al que ahora llama hogar. La primera vez, el jugador desconoce a qué clase de obstáculos se enfrenta en el exterior. Con un poco de suerte, encontrará una despensa en una casa abandonada; quizá no encuentre nada; o lo que es peor, quizá encuentre a alguien.

Señor… ¿Puede ayudar a nuestra madre?

Esta es la clave de TWoM: las decisiones morales y la empatía. Cada personaje tiene una forma distinta de interpretar el mundo que les rodea, desde más egoístas a más empáticos. Si durante la noche encuentras comida, pero oyes una voz anciana detrás de ti suplicando clemencia, te enfrentarás a tu primera decisión difícil. ¿Debes preocuparte más por los tuyos o es inmoral robar a un matrimonio de ancianos lo poco que tienen para sobrevivir? ¿Los otros personajes del refugio lo verán bien o juzgarán al ladrón? Tomes la decisión que tomes, no hay una opción correcta.

Por favor, baja el arma…

El personaje regresará a casa cansado y, según la decisión tomada, triste o hambriento. Pero eso no es todo. Uno de los personajes que se había quedado durmiendo en el refugio está herido y faltan cosas en el almacén. Alguien ha entrado a robar por la noche. Ahora hay algo más de lo que preocuparse.

Los personajes pueden estar bajo los efectos de cinco estados: hambre, fatiga, tristeza, heridas o enfermedad, cada uno tan importante como todos los demás. El nivel de estos estados en los personajes afectará negativamente a su productividad y a las relaciones entre los supervivientes. Y si cualquiera de los estados (excepto la fatiga) llega al máximo, el personaje morirá, abandonará el refugio o se suicidará (con imágenes más visuales de lo que a la mayoría le gustaría ver).

Texto del juego de mesa describiendo la muerte de un “camarada”.

A lo largo de las partidas más largas pueden encontrarse referencias a cómo los intereses económicos (es decir, intereses capitalistas) son los causantes de tanta barbarie; de la misma forma que los personajes se llaman “camaradas” entre sí de vez en cuando. Obviamente quieren decirnos algo con esto, aunque no lo mencionan directamente, ya que difundir el socialismo y hacer crítica al capitalismo puede llegar a ser considerado un delito en Polonia.

Lo que tiene de especial TWoM es que no ganarás tu primera partida, ni la segunda, ni la tercera, ni probablemente la cuarta. Pero cada derrota tiene su mensaje antimilitarista detrás. Mi primera partida, en la que jugaba como un padre y su hija de unos siete años, terminó en derrota cuando llevé al padre de búsqueda a lo que era un supermercado en la tercera noche. Ahí encontré un soldado borracho acosando sexualmente a una chica joven que también buscaba provisiones. Intenté hacerme el héroe y me acerqué sigilosamente al soldado para golpearle con una palanca en la cabeza, pero me descubrió y me disparó. A la mañana siguiente, como el padre no regresó, la niña se fue. Los “fracasos”, o perder una partida, solo nos demuestra que las principales víctimas de una guerra son los trabajadores, estudiantes, jubilados e infancias, y los principales responsables como los gobiernos con sus órganos de represión, y los grandes capitalistas salen impunes y quedan retratados como héroes.

(A su bebé no nato) Espero que la guerra acabe antes de que nazcas. No tendrás recuerdos de todo esto.

Ni siquiera ganar la partida es una victoria. La destrucción, la muerte, las heridas físicas y psicológicas que quedarán para siempre… Es difícil llegar hasta el final sin haber robado, agredido, matado, mentido, o haber sido testigo de asesinatos, violaciones o suicidios. Aunque solo sea un juego, millones de personas sufren las consecuencias de la guerra como las descritas por todo el mundo. Y todo eso es solo una prueba más de cómo este sistema es completamente insostenible. ¿Cómo puede alguien, un trabajador, sabiendo lo que ocurre bajo el capitalismo, seguir defendiendo que es un modo de vida que funciona?

Miniaturas del juego de mesa.

A todos los lectores, recomiendo encarecidamente jugar a This War of Mine al menos una vez, si se quiere conocer, aunque sea muy remotamente, la experiencia de las víctimas de la barbarie capitalista. Para aquellos que no son grandes aficionados de los videojuegos, existe también una versión en formato de juego de mesa que transmite la misma crudeza de la guerra a través de texto, en lugar de imágenes.

Como dice el eslogan del juego, “En la guerra, no todos son soldados”. El problema es que nosotros podemos apagar nuestros ordenadores cuando tanta violencia nos sature, pero no todos ven la guerra a través de una pantalla. Ahora, durante el capitalismo, las ciudades están siendo bombardeadas, por lo que hay que hacer algo ya. Las ONG y las instituciones privadas “sin ánimo de lucro” han demostrado ser incapaces de resolverlo. Solo la organización de los trabajadores de todo el mundo pondrá al imperialismo criminal entre la espada y la pared para detener de una vez la destrucción masiva.

Por eso es cada vez más urgente que los asalariados nos unamos para que la única lucha sobre la faz de la Tierra sea la lucha de clases.


Puedes leer la reseña de otro videojuego desde una perspectiva marxista aquí:Reseña de Disco Elysium: político y demoledor, pero pesimista

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