¡Tiremos abajo el decretazo de Milei con huelgas, marchas, ocupaciones de fábricas, asambleas, comités y coordinadoras!

El movimiento contra Milei ha comenzado.

Apenas horas después de concluido el mensaje del presidente Javier Milei en la noche del 20 de diciembre, con su gabinete como escolta, anunciando el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), comenzó una respuesta espontánea de miles en las calles en varias de las ciudades más importantes del país, caceroleando, al grito de ¡que se vayan todos!

Los anuncios modifican 300 leyes. Sin embargo, el mensaje presidencial se concentró sólo en las 30 primeras medidas que hicieron enardecer a amplios sectores de las masas. Los anuncios no son más que lo dicho en campaña: la liberación total de la actividad capitalista en todos sus aspectos, la carta libre para que den un salto de calidad en la explotación y estrangulamiento de la clase obrera.

Lo que queda en claro es que el DNU, contrario a su demagógico discurso de campaña, no toca en lo más mínimo a la “casta política” ni a sus amigos. Por el contrario, se trata de un ataque directo a la clase obrera y a los trabajadores. El DNU es un conjunto de medidas que simplemente beneficiarán a unas facciones capitalistas sobre otras, priorizando en general a los rapaces capitales imperialistas sobre los parásitos y rentistas capitalistas nacionales, generando una monumental e impúdica transferencia de ingresos desde los bolsillos de la clase trabajadora hacia las cuentas y los paraísos fiscales de la clase capitalista en su conjunto.

Se trata de un súper ajustazo y una mega devaluación, por vía del levantamiento total de los controles de precio y abastecimiento sumado a una brutal reforma laboral.

Más aún, el ataque concentrado en este paquete de medidas implica lisa y llanamente un desconocimiento de las bases más elementales de la democracia burguesa capitalista. El carácter reaccionario y violento de las medidas anunciadas se impuso al país mediante un DNU, para evitar el trabajoso tratamiento parlamentario que le hubiera implicado meses al gobierno Milei/Macri, llevarlo adelante por las vías tradicionales. La actual crisis y la consecuencia de las medidas que planteó en su discurso Milei y su gabinete obligan a darle la espalda a las instituciones parlamentarias. Milei se confía en la luna de miel con sus votantes, aunque, no pocos de ellos participaron en las protestas de anoche, en la capital y en el resto del país, con cacerola en mano.

El gobierno, montando un show en parte amenazante y en parte ridículo, intentó coartar el derecho democrático a la protesta aplicando el protocolo Bullrich. Se filmó a grupos de manifestantes que se trasladaban hacia las zonas de protesta, a otros se les bajó de los colectivos, y se efectuó un masivo despliegue de las fuerzas represivas del Estado para bloquear la marcha del 20 de diciembre a Plaza de Mayo. No obstante, no pudieron pararla.

Los protagonistas de las marchas que tuvieron lugar en varias ciudades del país fueron las organizaciones de izquierda: sociales, piqueteras, políticas, estudiantiles y sindicales, es decir, los amplios núcleos de la vanguardia de la clase trabajadora.

En la noche amplios sectores de las masas salieron a protestar espontáneamente, sin dirección ni convocatoria, tanto frente al Congreso como en las provincias. Esto último es de gran importancia porque muestra que, además de la capacidad de combate de la vanguardia, hay aún reservas importantes de lucha entre los sectores más amplios de las masas. Este nuevo episodio de la guerra de clases en la Argentina apenas comienza. El reaccionario gobierno Milei/Macri no tendrá la última palabra. La tendrán las y los trabajadores.


Los partidos patronales señalaron que esto es una dictadura por el desconocimiento del Parlamento, comparando a Milei y Macri con Fujimori. Estos políticos fieles a la defensa de la democracia capitalista, como medio para velar la explotación de las masas, intentan canalizar el descontento hacia los “pacíficos” métodos parlamentarios,

Los Radicales publicaron una declaración planteando que acuerdan con la necesidad de un cambio profundo en el país, pero hubiera sido bueno que el Poder Ejecutivo cuidara las formas y siguiera los canales parlamentarios. Señalan que aún se está a tiempo para recorrer estos canales.

Por su parte, Unión por la Patria viene manteniendo reuniones como bloque de diputados y con la CGT. Ambos evalúan la posibilidad de judicializar al DNU y llamar a un paro nacional de 24 horas.

A los gordos cegetistas les va la jugosa caja de recaudación de las Obras Sociales, que los llevaría a perder pingües negocios y privilegios. Pero la mayor paradoja que tiene esta gente, así como los reformistas de Unión por la Patria, de su política de conciliación de clases se deriva su empecinamiento deliberado de contener a las masas dentro los carriles institucionales. Así ya sucedió en el día del 22 aniversario del Argentinazo, que no movilizaron a sus bases, quedando sólo la izquierda de pie en las calles con sus banderas de reivindicación de la gesta de 2001 y jugando como un faro para el resto de los trabajadores y trabajadoras que estaban observando atentamente y que por las noches salieron a cortar las calles expandiendo los cacerolazos.

Desde las CTA han surgido algunas iniciativas desde la base, pero su dirigencia demora la lucha contra el decretazo producto la pérdida de independencia política de sus dirigentes, que siempre encuentran alguna excusa para dilatar las medidas de lucha de los sindicatos, anteponiendo los intereses de los partidos políticos, a los que están integrados, por sobre los intereses generales de la clase trabajadora.

¿Qué hacer?

Semejante ataque impone una respuesta a la altura de las circunstancias. Vemos el papel de los reformistas que llaman a un banderazo, a “defender la democracia”, como también que “la Patria no se vende”.

Se trata de que la clase obrera se ponga de pie. Que su vanguardia, junto a la izquierda con una política de frente único, comencemos a echar las bases de encuentros regionales. Que, en cada lugar de trabajo, fábrica, empresa, barrio, colegio o universidad, llevemos adelante asambleas para echar luz al significado del paquetazo comprendido en el DNU. Que se defina amplificar este movimiento a los colegios o las fábricas de las barriadas vecinas e ir ampliando el movimiento sobre las bases de la democracia obrera. Esta es la manera de trabajar en Unidad.

Es desde esta perspectiva que –junto a la experiencia de las masas, incluyendo aquellas que votaron a Milei–, podemos mostrar la necesidad de poner en pie un Congreso Obrero que defina con claridad un programa para tirar abajo el Decreto de Necesidad y Urgencia. Pero no podemos quedarnos sólo en la resistencia y tirar abajo este paquetazo. Debemos mostrar una perspectiva clara de Poder Obrero.

No podemos confiar más en los cantos reformistas que nos dicen que sí es posible controlar al capitalismo y abren la puerta a gobiernos de derecha y ultraderecha. Cada episodio de transitar por gobiernos reaccionarios empobrece a las masas trabajadoras y hace retroceder décadas sus condiciones de vida. Y los pequeños gestos que puedan llevar adelante los dirigentes reformistas sólo “frenan” este retroceso precariamente, o llevan adelante este retroceso con menos agresividad y velocidad, como ocurrió con el gobierno Fernández/Massa.

Ayer se dio el primer combate entre las fuerzas del trabajo y las fuerzas del capital, que es apenas una muestra de las luchas de clase que están por venir.

Debemos tomar conciencia del momento histórico que transitamos. Desde el anuncio del DNU cobra un sentido real y práctico la frase “vienen por todo”. Y si es así, las y los trabajadores también debemos ir por todo. Pero para que esto suceda debemos prepararnos.

Después de la movilización del 20, habrá una reunión del Comité Confederal de la CGT para definir un plan de lucha en cámara lenta. Por ahora han anunciado una movilización, a la que se suma la CTA, para el miércoles próximo a Tribunales para pedir la inconstitucionalidad del decreto anunciado por el presidente.

A fin de que las energías de la clase no se disipen, es necesario agitar con la preparación de un Congreso Obrero y la Huelga general. No podemos confiar en las maniobras de la burocracia. Un movimiento de resistencia que empuje hacia la huelga general política solo puede venir de la mano de las asambleas y auto convocatorias que surjan por abajo. No se trata de exigirle a los Jefes Sindicales que convoquen a una huelga, la tenemos que construir desde las organizaciones de primer y segundo grado, como las juntas internas y los cuerpos de delegados.

La crisis del capitalismo ha entrado en una fase aguda de la lucha de clases y se está preparando una explosión social todopoderosa. Por esto debemos tenemos que tener como prioridad construir la herramienta que realmente necesitamos. El Partido Revolucionario, que pueda sí o sí materializar en amplios sectores de las masas el programa que nos lleve al poder: a un Gobierno de Trabajadores. La continuidad del sistema capitalista, sus instituciones y su Estado implican la continuidad del ajuste.

La siguiente cita del Programa de Transición, sobre la escala móvil de salarios y de tiempo de trabajo aplica a la realidad argentina de hoy y resulta vital para reflexionar acerca de cuáles son nuestras tareas: Los juristas del régimen como los políticos del gobierno y sus acólitos plantean que la única salida a la crisis es un ajuste sanguinario, y las demandas salariales y en defensa de nuestras condiciones de vida no tienen cabida.

Nosotros planteamos que la única alternativa para salvar a la clase obrera de la ruina es la lucha por nuestras condiciones de vida hasta las últimas consecuencias: el Socialismo

“Los propietarios y sus abogados demostrarán “la imposibilidad de realizar” estas reivindicaciones. Los capitalistas de menor cuantía, sobre todo aquellos que marchan a la ruina, invocarán además sus libros de contabilidad. Los obreros rechazarán categóricamente esos argumentos y esas referencias. No se trata aquí del choque “normal” de intereses materiales opuestos. Se trata de preservar al proletariado de la decadencia, de la desmoralización y de la ruina. Se trata de la vida y de la muerte de la única clase creadora y progresiva y, por eso mismo, del porvenir de la humanidad.” 

¡Aumento urgente de todos los salarios, ingresos sociales y jubilaciones!

¡Impulsemos asambleas en cada empresa, sindicato, escuela, barrio y facultad!

¡Extendamos los cacerolazos por todo el país!

¡Por la convocatoria de un Congreso Obrero y la Huelga General!

¡No al DNU de la miseria planificada!

¡Abajo el gobierno Milei/Macri!

¡Por un Gobierno de Trabajadores!

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