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El Prat: los trabajadores de Eulen rechazan el Laudo y convocan huelga para octubre

Con fecha 31 de Agosto, el árbitro designado por el Gobierno del Partido Popular ha emitido su resolución con el objetivo de poner fin a la huelga de El Prat que amenazaba extenderse al conjunto de los aeropuertos españoles. La medida del arbitraje, decidida por el Gobierno en un Consejo de Ministros extraordinario, fue rechazada por el comité de Eulen al entender que les privaba del derecho de huelga. El comité ha anunciado que va a valorar el auto pero que lo recurrirá.

Los trabajadores de Eulen han recibido la decisión del árbitro con “decepción y enfado”. “Lo que figura en el Laudo es peor que la propuesta que hizo la Generalitat” según la presidenta del Comité de empresa. “No ha arreglado nada, solo ha incendiado más a los trabajadores.” En una asamblea realizada el 4 de septiembre, los trabajadores han acordado retomar la huelga en octubre.

La huelga fue provocada por la situación insoportable de los trabajadores de Eulen, parte de los cuales habían sido subrogados de la anterior subcontrata Prosegur, con pérdida de salarios y condiciones de trabajo. Estos 350 trabajadores, empleados en los arcos de seguridad para pasajeros de El Prat, denunciaron la pérdida de salario, la mayoría cobra entre 900 y 1.100 euros. Para recuperar el poder adquisitivo perdido reivindicaban 350 euros en 15 pagas.

A eso hay que añadir la reivindicación de más puestos de trabajo en los arcos, la falta de personal deja a la plantilla sin relevos por bajas o vacaciones y les hace permanecer en los puestos de trabajo de forma ininterrumpida, sin un momento para descansar, ir al baño o quitar la vista del escáner, lo que produce mucho estrés, problemas de salud, etc.

Todo esto está producido por la subasta a la baja hecha por Aena, la empresa gestora de los servicios aeroportuarios, para obtener mayor rentabilidad a costa de reducir salarios y empleos en los aeropuertos. La huelga indefinida, decidida por los trabajadores de El Prat, después de rechazar en asamblea por dos veces la propuesta que arrancó a Eulen la Generalitat con el objetivo de cerrar el conflicto, encendió todas las alarmas. En medio de la temporada alta turística, todos los aeropuertos, que trabajan en condiciones precarias similares, amenazaban contagiarse del virus combativo de El Prat y había que tomar medidas excepcionales para pararlo. Por esa causa el Gobierno del PP, en nombre de los grandes negocios turísticos, convocó un consejo de ministros extraordinario para cortar en seco la lucha de un pequeño grupo de 350 trabajadores subcontratados.

Resolución arbitral

La resolución del árbitro se ha basado esencialmente en la propuesta de la Generalitat, reconoce a los trabajadores un complemento de 200 euros en 12 pagas, no en las 15 que pedían los trabajadores. Este plus absorbe los pluses anteriores o los que se pudieran generar en la negociación colectiva, lo que perjudica a los trabajadores y con todo ello, incluso, no llega al salario que tenían hace un año en Prosegur, 1.300 euros, haciendo el mismo trabajo. En cuanto al tamaño de la plantilla el Laudo establece un incremento de la plantilla en la temporada alta. En esos períodos habrá 5 trabajadores más por filtro, más un refuerzo de 25 en los momentos de más intensidad de trabajo. Además de algunas generalidades sobre la evaluación de riesgos, que debe ser actualizada para proteger los riesgos de embarazo y maternidad. También ha resuelto sobre las sanciones de despido con que la empresa había castigado a varios trabajadores que incumplieron los servicios mínimos. El árbitro las ha dejado sin efecto y por lo tanto los trabajadores despedidos deberán ser readmitidos. Es evidente que la decisión en asamblea de los trabajadores de Eulen de salir a la huelga el día 8 de septiembre para exigir la readmisión de los despedidos ha sido determinante en la anulación de estas sanciones.

El crecimiento económico aviva la lucha contra la explotación

La lucha de los trabajadores en El Prat es un ejemplo nuclear de la situación actual de la clase obrera. La crisis económica aceleró la explotación intensiva de la mano de obra. Simultáneamente, tanto el PSOE como el PP, atentos a la voz de su amo, a través de las sucesivas reformas laborales, destruyeron de forma drástica los derechos económicos y sociales de los trabajadores. A la vez se concedían enormes poderes al empresario, tanto en contratación, cambio arbitrario de las condiciones de trabajo y abaratamiento del despido. A estas medidas enormemente destructoras hay que añadir la limitación rigurosa de la negociación colectiva, como los topes a la ultractividad de los convenios, la primacía de los convenios de empresa sobre los de sector, en un país como el nuestro donde la pequeña empresa de menos de 10 trabajadores es mayoritaria y por lo tanto la fuerza del empresario es mayor. Todo ello con un único fin, abaratar el factor trabajo y desarmar de derechos a los trabajadores para mantener esta situación de explotación en el tiempo.

Se cumplen 10 años desde el inicio de la crisis y el balance para los trabajadores no puede ser mas desolador. Un dato bastaría por si solo para ver esta realidad; en la distribución primaria de la renta producida entre el primer trimestre del 2007 y el primer trimestre del 2017 por la economía española el 80% del incremento experimentado por el PIB ha ido a parar a las manos del capital (El País, Emilio Ontiveros, Daniel Fuentes).

Lo que está caracterizando la nueva situación de crecimiento económico desde 2014 es que crecen los resultados de las empresas y, sin embargo, siguen bajando los salarios.

Los trabajadores en una multitud de empresas, Eulen es la lucha más llamativa pero no la única, han decidido que ha llegado el momento de recuperar lo perdido en la crisis ya que el Gobierno y la patronal hablan de sus buenos resultados y de los beneficios obtenidos. Las cifras del número de huelgas y de huelguistas en el primer semestre avalan esta marea de lucha. El carácter de las movilizaciones también demuestra la determinación de los trabajadores para superar la explotación. La participación en asambleas decisorias, la lucha a pesar de todas las presiones, el mantenimiento de los objetivos, transmiten que no se van a contentar con migajas. Es imprescindible que los afiliados de los grandes sindicatos, cuyas direcciones son corresponsables con su pasividad y su dependencia de las empresas, los contagien de estos métodos y les fuercen a anteponer los intereses de los trabajadores a sus espurios intereses corporativos. En sus manos ha estado este verano haber convocado en unidad de acción a todo el sector aeroportuario, cuyas condiciones de explotación son similares, y haber podido negociar en una posición favorable un convenio para todo el sector. Pero al margen de amenazas no lo hicieron.

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