Bertolt Brecht: la revolución en el teatro
Bertolt Brecht (1898-1956) fue uno de los dramaturgos y directores más famosos del siglo XX. Comunista revolucionario desde los veinte años, se vio profundamente afectado por los grandes acontecimientos de su época, sobre todo en Alemania. Fue a la vez atacado por la burguesía y cooptado por los dirigentes estalinistas de Alemania del Este (RDA), que querían hacer de él su artista.
Hoy se le cita a menudo en la izquierda, pero sus obras siguen siendo poco conocidas para el gran público. Sin embargo, muchos de sus temas son de gran actualidad. Además, sus innovaciones formales y el lugar que dio al espectador han dejado huella en la historia del teatro.
Guerras, exilio y la RDA
Brecht escribió su primera obra a los 16 años, en 1914. La guerra y sus horrores moldearían su conciencia política; fue durante estos oscuros años cuando empezó a estudiar el marxismo.
Tras la derrota de la revolución alemana de 1918-1923, los dirigentes estalinistas del Partido Comunista Alemán se mostraron incapaces de frenar el ascenso del nazismo e impedir la llegada de Hitler al poder en 1933. Las obras de Brecht fueron prohibidas por el régimen nazi y sus libros quemados. Obligado a exiliarse, se fue primero a Escandinavia y luego a Estados Unidos en 1941.
El 30 de octubre de 1947, en pleno macartismo, fue interrogado por el “Comité de Actividades Antiamericanas” sobre sus vínculos con el Partido Comunista estadounidense. Se defendió, pero le dijeron que no era bienvenido. Al día siguiente, partió hacia Europa y, en 1948, regresó a Berlín Este, donde fundó el Berliner Ensemble, una de las compañías de teatro más famosas de Europa.
Su relación con los dirigentes de la RDA fue compleja. Por un lado, el régimen pretendía utilizar su éxito como forma de propaganda, sobre todo en el extranjero; por otro, su teatro no se ajustaba plenamente a los dogmas de la “estética” estalinista (“realismo socialista”). El brío de Brecht no siempre perdonó a los propios dirigentes estalinistas. Tras el levantamiento obrero de Berlín Este en junio de 1953, publicó un poema, “La solución”, lleno de ironía hacia la propaganda del régimen.
El teatro “épico”
Brecht se esforzó por romper con el teatro de su época. Una de sus primeras y más famosas obras, La ópera de tres centavos (1928), es una parodia mordaz del teatro burgués más mediocre.
Tanto en la forma como en el contenido, Brecht quería lograr una “revolución copernicana”. Oponía su teatro “épico” al teatro dramático tradicional. Mientras que este último favorecía la identificación del espectador con los personajes y su aceptación pasiva y acrítica de lo que ocurría en escena, el teatro “épico” planteaba preguntas y buscaba provocar el asombro, la imaginación y la crítica.
Este tipo de teatro se basa en el efecto de “distanciamiento”, que consiste en romper la identificación del espectador con los personajes y subrayar que lo que parece obvio o natural no lo es. ¿Cómo conseguirlo? Además de trabajar la interpretación, sobre todo el lenguaje corporal, Brecht introdujo una serie de innovaciones: interrupciones narrativas con comentarios textuales o musicales, un coro externo para contrarrestar lo que decían los personajes, luces encendidas en la sala y actores que rompían la “cuarta pared” dirigiéndose directamente al público.

En 1948, regresó a Berlín Este, donde fundó el Berliner Ensemble, una de las compañías de teatro más famosas de Europa / Bundesarchiv
En cuanto al contenido, Brecht rechazó los dramas psicológicos y familiares centrados en el individuo, en favor de un teatro abierto a los problemas que atraviesan la sociedad. El resistible ascenso de Arturo Ui (1941) es una parodia del ascenso de Hitler al poder. En Madre Coraje y sus hijos, Brecht nos guía por la Europa devastada por la guerra. La vida de Galileo (1939) exalta la lucha de la ciencia contra el oscurantismo y las presiones de la censura política. Menos conocida, La Decisión (1930) nos sumerge en la revolución china de 1924-27.
Las obras de teatro y los poemas de Brecht siguen siendo fuente de inspiración para quienes desean oír una voz alzada contra el sistema actual. Lo más vivo del teatro brechtiano es que funciona como un espejo distorsionado, cambiando las proporciones para que podamos ver las contradicciones con mayor claridad. Sin abandonar el tono de la obra, las emociones o el sentido del humor, Brecht estimula la curiosidad y el espíritu crítico del espectador, ofreciéndole nuevas herramientas para utilizar más allá del teatro, en el terreno de la historia.
Solución
Tras la sublevación del 17 de junio
la Secretaria de la Unión de Escritores
Hizo repartir folletos en el Stalinallee
indicando que el pueblo
había perdido la confianza del gobierno
Y podía ganarla de nuevo solamente
Con esfuerzos redoblados. ¿No sería más simple
En ese caso para el gobierno
disolver el pueblo
Y elegir otro?
Puedes enviarnos tus comentarios y opiniones sobre este u otro artículo a: [email protected]
Para conocer más de la OCR, entra en este enlace
Si puedes hacer una donación para ayudarnos a mantener nuestra actividad pulsa aquí