La masacre de París: dinamita en los cimientos
El viernes pasado, París fue el escenario de una masacre masiva en la que al menos ciento veinte y nueve personas, la mayoría chicos jóvenes que se divertían en los cafés y en un concierto de rock, fueron asesinados a sangre fría. Los asesinos, gritando Allahu Akbar, descargaron recámara tras recámara de sus ametralladoras, recargando con calma antes de matar a más personas indefensas mientras yacían a su merced en el suelo.
Estas atrocidades marcan un desarrollo nuevo y siniestro en la expansión constante de ataques atribuidos a, o reclamados por el llamado Estado Islámico. Al reclamar la responsabilidad de los ataques, el ISIS dice que los asesinatos fueron en respuesta a los ataques aéreos contra sus militantes en Siria. Y ha amenazado con nuevos ataques a Francia. En su ferocidad, el alcance y la aleatoriedad parecen escenas que asociamos con Beirut o Bagdad, pero no con París o Londres. Con estos ataques Medio Oriente, finalmente, ha llegado a Europa.
Estos no son ataques de improviso de lobos solitarios, aislados. En junio, el ISIS reivindicó un ataque armado en un balneario de Túnez en Susa en el que murieron 38 turistas, 30 de ellos británicos. En octubre, Turquía culpó al ISIS de un ataque suicida que mató a 102 personas en Ankara, aunque el principal sospechoso en este caso fue el mismo Estado turco. Un mes más tarde, la rama del Sinaí del ISIS afirmó haber derribado un avión ruso, matando a las 224 personas de a bordo. El 12 de noviembre, el ISIS reivindicó el ataque con bomba contra el bastión de Hezbolá en el sur de Beirut, que dejó 44 personas muertas. Y ahora París, con al menos 129 muertos y más de 300 gravemente heridos.
Aunque estos ataques no eran necesariamente difíciles de ejecutar, requieren planificación, preparación, entrenamiento, obtención de armas y explosivos, reconocimiento del objetivo y el reclutamiento cuidadoso de los llamados «mártires» – jóvenes fanáticos dispuestos a llevarlos a cabo sabiendo que morirán probablemente al hacerlo. Esto no es algo nuevo. Fue el modus operandi habitual de al-Qaeda en la década del 2000. El objetivo era obtener el máximo de publicidad y causar el máximo número de víctimas con fuerzas mínimas, al igual que con los atentados notorios de Madrid, que costaron más vidas que el reciente atentado de París.
Los expertos antiterroristas occidentales habían llegado a la conclusión de que, si bien este tipo de ataques a gran escala podrían todavía ser posibles, la amenaza predominante era más probable que proviniera de «lobos solitarios», gente como los asesinos del soldado británico Lee Rigby en Woolwich cerca de Londres, en 2013. A la luz de lo que ha sucedido en París y en otras partes, puede que tengan que revisar esa evaluación.
La impresión que ahora se ha creado es la de un enemigo confiado, todopoderoso con fuerzas casi infinitas que acechan invisibles en los rincones oscuros de la sociedad, a la espera de saltar. Esta impresión se ve reforzada por la declaración del presidente de Francia, de que era una «declaración de guerra». Los jihadistas hacen mucho ruido (se han convertido en expertos en las artes oscuras de la propaganda en los medios de comunicación social). Pero, de hecho, la ola de ataques terroristas no es una manifestación de fuerza sino de debilidad. El ISIS no está avanzando, sino retirándose bajo una lluvia de golpes. Los ataques terroristas no son una declaración de guerra, sino una declaración de desesperación.
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El problema de los refugiados
Los bombardeos y tiroteos tendrán trascendentales consecuencias políticas. Como era de esperar los líderes mundiales expresaron su indignación. Barack Obama dijo que Estados Unidos permanecerá «hombro con hombro con Francia.» El Vaticano calificó el ataque como «violencia terrorista loca». Puede que sea locura, pero en palabras de Shakespeare: «Aunque esto sea locura, con todo tiene su lógica».
Los ataques de París han provocado una ola de pánico que busca un chivo expiatorio por estas atrocidades. Eso está convenientemente proporcionado por los refugiados. Desde que la sangrienta guerra civil estalló en Siria hace cuatro años, más de 250.000 personas han muerto y millones han sido desplazadas como consecuencia de los combates. En el actual estado de ánimo de ansiedad y paranoia, es fácil señalar con el dedo acusador a las miles de personas exhaustas, hambrientas y harapientas que han desafiado la muerte por ahogamiento y muchos otros peligros para escapar de un destino aún peor en sus propias tierras asoladas por la guerra.
Se afirma que un pasaporte sirio, registrado en Grecia, fue encontrado en uno de los atacantes. Las autoridades griegas dicen que al menos uno de los atacantes puede haber pasado a través de la isla de Leros con un grupo de 69 refugiados. El hombre, al parecer, se registró en Grecia y tenía sus huellas dactilares. El Ministerio del Interior serbio dice que el titular del pasaporte sirio cruzó a Serbia el 7 de octubre y pidió asilo.
La crisis de los refugiados que ya estaba poniendo a prueba la determinación de Europa hasta el límite se enfrentará a una nueva dimensión. Esto ya se puede detectar en Polonia. Un ministro polaco parecía desafiar el enfoque alemán de dar la bienvenida a los refugiados cuando dijo que «tenemos que ser conscientes de que estábamos equivocados, éramos demasiado ingenuos e idealistas.» El nuevo Ministro de Asuntos Europeos Konrad Szymanski dijo «vamos a aceptar a los refugiados sólo si tenemos garantías de seguridad». Pero, cómo exactamente se pueden proporcionar estas «garantías» no está claro.
El Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió el domingo contra ceder a lo que él llamó «reacciones de base» sobre la crisis de los refugiados. Pero el jefe de la BfV, la agencia nacional de inteligencia alemana, Hans-Georg Maassen, ha advertido de que «se observa que los islamistas están acercando específicamente a los refugiados en los centros de acogida. Ya conocemos más de 100 casos».
No está descartado, por supuesto, de ningún modo que el ISIS haya utilizado esta avalancha de refugiados para infiltrar terroristas en sus filas. Las 1000 millas de frontera (1.600 kilometros) de Turquía-Siria presentaron poco obstáculos para los miles de aspirantes a yihadistas procedentes de Europa que se fueron a Siria a engrosar las filas del ISIS. Parece ser incluso menor la barrera para que los terroristas se muevan en la dirección opuesta.
Sin embargo, esta explicación es tan falsa como superficial. Por un lado, aunque todavía es porosa en algunos lugares, gran parte de la frontera en el lado sirio está ahora controlada por el YPG, una milicia kurda que se opone amargamente al ISIS. Así que la «ventana» a través de la cual los yihadistas pueden cruzar está cerrándose rápidamente. Irak no es una ruta de tránsito realista, la frontera de Jordania está cerrada y en el Líbano hay un alto riesgo de ser capturado por las fuerzas de seguridad.
Todo el punto de esto es precisamente que los reclutadores del ISIS por internet se han visto obligados a cambiar sus tácticas. En lugar de animar a la gente para que intente el arriesgado viaje a Siria, están asesorando a sus seguidores a que permanezcan en sus propios países y lleven a cabo ataques allí. En el corto plazo, al menos, esto aumentará la probabilidad de ataques terroristas en Europa, como el de París el viernes pasado.
¿Cuál es el precio de Schengen?
El flujo de refugiados procedentes de Siria, Afganistán y otras partes del globo desgarradas por la guerra y asoladas por la pobreza ha llevado a la exigencia de controles fronterizos más estrictos. Después de los atentados en París este coro se ha hecho más y más estridente. Si los yihadistas están preparándose para lanzar grandes operaciones dentro de Europa, entonces el control de las fronteras se convierte en un problema mucho más acuciante.
El acuerdo de Schengen garantiza la libre circulación de personas. Esta fue una de las piedras angulares de la Unión Europea. Pero este principio básico, la «joya de la corona europea», está ahora en peligro. Incluso antes de los acontecimientos sombríos del pasado viernes el presidente polaco del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo: «Que no haya duda, el futuro de Schengen está en juego y el tiempo se acaba … tenemos que recuperar el control de nuestras fronteras exteriores».
Se habla de un vínculo belga con los acontecimientos de París. Varios hombres han sido detenidos cerca de Bruselas. Le Monde informó de una redada policial en el barrio de Bruselas de Molenbeek. El periódico dice que se trata de un segundo equipo que huyó de la capital francesa el viernes por la noche en un coche. Según los testigos, uno de los coches utilizados por los terroristas tenía una matrícula belga. Francia ha introducido ahora controles fronterizos temporales. Pero esta medida puede resultar no ser temporal después de todo.
Un número de otros países, entre ellos Alemania, también han suspendido el acuerdo de Schengen. Y los países más grandes regresan a los controles o vallados de frontera haciendo que el principio de una Europa abierta sea socavado aún más. No quedará nada de esa jactancia orgullosa de un movimiento cada vez más profundo de integración europea.
Los ataques de París servirán para agravar la sensación de una crisis que ya existía en Europa, la sensación de que las fronteras no son seguras en un momento con guerras en su apogeo a las afueras, en el perímetro exterior de Europa. Habiendo proclamado en voz alta su deseo de recibir a los solicitantes de asilo, Angela Merkel está suplicando a los turcos que acojan a los refugiados y tomen todas las medidas necesarias para frenar el éxodo de aquellos que buscan una nueva vida en Europa.
La máscara de la sonrisa de preocupación humanitaria se ha deslizado para revelar la cara fea de la hipocresía imperialista que está detrás de todas estas declaraciones falsas. Ya que Turquía – más aún después de los ataques más recientes – es un país clave para los cálculos de Occidente, Europa está dispuesta a hacer un trato con el presidente Erdogan, olvidando convenientemente sus tendencias autoritarias, su brutal represión de los kurdos y sobre todo su conocida alianza de facto con el ISIS.
La «guerra contra el terror»
El Presidente de la República Francesa, François Hollande, ha dicho que los ataques del viernes fueron un «acto de guerra … preparado y planeado en otros lugares, con participación exterior que esta investigación tratará de establecer». Añadió que Francia será «implacable en su respuesta». Posteriormente, los aviones de combate franceses han atacado varios objetivos en y alrededor de Raqqa, la capital del llamado Califato. Pero estos bombardeos aéreos tienen más contenido de propaganda que genuino significado militar. Tras más de un año de lo que se suponía que era una intensa campaña de bombardeo para degradar y destruir al ISIS como fuerza militar, la coalición liderada por Estados Unidos se ha visto obligada a admitir que ha fracasado.
Al primer ministro británico Cameron le gustaría unirse a Míster Hollande en el bombardeo de Siria, pero no se atreve a pedir al Parlamento que vote sobre esto hasta que él considere que existe suficiente apoyo. «El ISIS no reconoce una frontera entre Irak y Siria ni tampoco nosotros debemos hacerlo. Pero necesito construir el argumento, tengo que llevarlo al Parlamento, tengo que convencer a más gente «, dijo. Eso no va a ser una tarea fácil. La opinión pública británica, igual que la estadounidense, está cansada de aventuras militares que no traen nada nuevo y sí mayores desastres aún.
Frente a la presionante realidad de la crisis de los refugiados, y ahora con la amenaza de una campaña terrorista sin precedentes en Europa, los líderes occidentales están haciendo hincapié en la necesidad de una «solución política» a la crisis siria. Para lograr esto, se han visto obligados a tragarse su orgullo y pedir ayuda a un hombre que es presentado como si estuviera fuera de los límites de la civilización humana, Vladimir Putin.
La intervención militar rusa en Siria, sin duda, ha jugado un papel importante en todo esto. De la noche a la mañana lo cambió todo. Obligó a los líderes norteamericanos (que estuvieron y están divididos sobre esta cuestión) a saltar la valla y tomar medidas decisivas contra el ISIS. Esto ha transformado la situación militar, destruyendo un estancamiento incómodo, y empujando al ISIS a la defensiva. Durante la mayor parte del año pasado y gran parte de este año el foco del ISIS ha estado en tomar y conservar territorios en el Medio Oriente. Para sus líderes en Raqqa y Mosul, esa sigue siendo la prioridad. Entonces, ¿cuál es la razón de la organización de los ataques yihadistas violentos en Europa y en otros lugares?
El ISIS se tambalea bajo la avalancha diaria de ataques aéreos, perdiendo un líder tras otro. Ellos están buscando cada vez más dirigir o inspirar ataques contra objetivos blandos más lejos en un intento de demostrar que siguen siendo una fuerza a tener en cuenta. En realidad los atentados de París no eran un signo de fortaleza, sino más bien un acto desesperado que nace de la debilidad. El ISIS ha sufrido una serie de reveses en las últimas semanas. Gracias a las fuerzas de apoyo ruso, Assad han logrado avances importantes, aunque con fuertes pérdidas.
Esto ha sacudido a los estadounidenses a una acción tardía. Recientemente grupos respaldados por Estados Unidos han hecho grandes avances en el norte y el noreste de Siria. También se anunció en Washington que tropas estadounidenses están involucradas sobre el terreno. Fue significativo que el anuncio no fuera hecho por el propio Obama, ya que, en teoría, no había tenido el permiso para ello.
Ahora los líderes de Europa y de los EEUU están reuniéndose con Putin en conversaciones cara a cara en la cumbre del G-20 en Turquía. Esto es después de por lo menos 18 meses de acusar al líder ruso de todos los crímenes imaginables y algunos más. Pero siguiendo el camino trillado de la tradición diplomática, estos practicantes más experimentados en el noble arte del cinismo saludarán al hombre del Kremlin con cálidos apretones de manos y sonrisas. El primer ministro británico admitió que tratar con Rusia sobre el futuro de Siria era «difícil» y que había habido algunos «profundos desacuerdos», pero agregó que Míster Putin reconoció la amenaza planteada por el ISIS a su país. Así que está todo OK entonces.
Obama y Kerry ahora están presionando para llegar a un acuerdo con los rusos y los iraníes. Obama fue fotografiado en la televisión acurrucado en una conversación privada intensa con el líder ruso. Esto, por supuesto no agrada a los turcos ni a los saudíes que han estado haciendo su propio juego sucio en Siria y están decididos a conseguir un bocado de la tarta en cualquier negociación de «paz».
Los líderes de Occidente tendrán que tragar muchas cosas desagradables si quieren que el presidente de Rusia les ayude a salir del agujero en el que se han metido ellos mismos. En lo alto de la agenda de Rusia está el mantenimiento del gobierno de Bashar al-Assad. Y si a los turcos y a los saudíes no les gusta tendrán que aguantarse. Es Rusia, no ellos, quien ahora decide.
Repercusiones reaccionarias
Por el momento, Francia está en un estado de shock colectivo. Como es habitual en estos tiempos, la vida política normal ha quedado suspendida temporalmente. Hay un derramamiento natural de duelo popular y de ira. Pero muy pronto Francia tendrá que hacer frente a elecciones en las que se espera que el derechista Frente Nacional de Marine Le Pen obtenga ganancias. En cuestión de horas después de los atentados de París llamó a la «aniquilación» de los radicales islamistas. Ella dijo a la prensa en París el sábado que el país tenía que reprimir el fundamentalismo islámico, cerrar mezquitas y expulsar a los «extranjeros» peligrosos e «inmigrantes ilegales».
Esta retórica venenosa puede conseguir un eco en el contexto de la alarma y del miedo provocado por los ataques. Como siempre, el terrorismo le hace el juego a la reacción. De hecho, en este caso, los terroristas desean precisamente este resultado. Desean empujar a la sociedad francesa a los brazos de reacción con el fin de crear una espiral infernal de acción y reacción con la que esperan ganar muchos nuevos reclutas dispuestos a inmolarse por la Causa.
El terrorismo siempre conduce a un fortalecimiento de las tendencias reaccionarias de la sociedad y también a un fortalecimiento del Estado. El baño de sangre en París dará lugar a un incremento inmediato de los poderes del Estado – y no sólo en Francia. La policía de este lado del Canal no fue nada lenta para presionar por sus demandas de más, no menos, dinero en efectivo del estado. El ex comisionado de la Policía Metropolitana, Sir Ian Blair, dijo que estaba «muy preocupado» por los recortes de fondos de la policía, añadiendo que el presupuesto de la Policía Metropolitana debe ser protegido para mantener la inteligencia contraterrorista proveniente de las comunidades.
David Cameron se apresuró a anunciar un aumento sustancial del dinero disponible para los servicios de inteligencia, cuyos números han de ser aumentados en casi 2.000. En momentos en que los servicios públicos vitales se están reduciendo hasta los huesos, esto representa un aumento del 15% en la dotación de personal para las agencias de inteligencia.
La atrocidad de París llegó en un momento en que la lucha de clases está aumentando en Francia. Recientemente, los jefes de Air France fueron atacados por los trabajadores que se decía habían desgarrado la chaqueta de la parte posterior a uno de ellos, mientras trataba de huir. La BBC publicó un artículo con el título revelador: La lucha de Francia con los sindicatos revela ecos de Revolución .
Hay un video de un programa de televisión en Canal + en el que Xavier Mathieu, un ex delegado sindical de CGT en Continental que se cerró hace unos años, explica por qué la clase obrera está enojándose, y afirma que solía ser un pacifista, pero ahora cree en la violencia, ya que es la única cosa que los patrones entienden. En el mismo video está el discurso de una azafata de Air France muy enojada que se ha hecho viral y los trabajadores de todas las partes de Francia se han identificado con ella.
Los terribles acontecimientos del pasado viernes pueden tener el efecto de desviar temporalmente la atención de los trabajadores franceses de la lucha de clases y cortar este proceso. Pero eso no puede durar mucho tiempo. En realidad, el mejor sargento de reclutamiento para los lunáticos yihadistas son las pésimas condiciones a que se enfrentan los millones de jóvenes desempleados y desposeídos que viven en barrios marginales en los guetos pobres de las afueras de París y de otras grandes ciudades. En segundo lugar, es la política exterior en la que países como Francia y Reino Unido participan en aventuras militares imperialistas, lo que en última instancia se refleja en acciones terroristas en casa.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, León Trotsky predijo que la guerra terminaría con la victoria del imperialismo estadounidense, pero agregó que los EEUU tendrían dinamita en sus cimientos. Esa predicción se confirmó trágicamente con la destrucción de las Torres Gemelas el 11-S. Ahora la tragedia ha golpeado en Francia. La misma tragedia se puede repetir en cualquier momento en las calles de cualquiera de las capitales de Europa. Hay dinamita en los cimientos mismos de nuestra sociedad. Sólo una transformación de raíz puede eliminarla.
Londres, 16 de noviembre 2015
Artículo original: http://www.marxist.com/the-paris-massacre-dynamite-in-the-foundations.htm
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